martes, 1 de agosto de 2023

Rinconinos de mi aldea


 



Ganó  el premio municipal al "Rincón más guapu de Sobrescobio", allá por 2015. Pero La Llera, en Soto d'Agues, ye más que un recodo.
Desde tiempos inmemoriales, en los días de más calor, vecinos de les quintanes próximes a La Llera, se juntaban en el sucu que separaba el cruce de caminos y congregaba el encuentro de aires frescos. Con un sábanu, a modo de cojín, se acomodaban con algún quehacer entre sus manos para conversar y observar las tareas en las que se afanaban otros vecinos. "Fulanito ya aborbutó el Prau la Puente". "Menganito tovía nun acabó de cargar el carru en Castru".
Ahora, los quehaceres son diferentes. Tampoco hay sucu. En su lugar, una barandilla separa el punto de encuentro con el paseo de La Carraa, otro recorrido con matices de bosque encantado, que comunica con la nueva senda, paralela a la carretera Rioseco-Soto d'Agues.
Asimismo, las personas que frecuentamos el lugar buscando la fresca, ya no llevamos sacos para sentarnos. Pervive una castañar que guarda la magia de lo desaparecido y, a su sombra, Ana, colocó unos acogedores banquinos, que son los culpables de que sigamos acudiendo a pasar largos ratos las tardes de temperatures altes, y algunos momentos robaos a les mañanes, mientras esperamos el pan, cuecen les fabes o termina el programa de la lavadora.
También en esti rinconín coyán florecen, en la actualidad, margarites, girasoles, roses y hotensies. El caso es que alguien continúe sembrando la vida por estos lugares tan atopaízos, bajo cuyos cielos se cuenten histories, se consuelen penes, se ríe a carcajadas, se da una nueva oportunidad a los trastos viejos o se saluda a otros vecinos coyanes, y algunos foráneos, que disfrutan del nuevo paseo.
En septiembre, la castañar comenzará a vestirse de otoño y la savia de las plantas descenderá, para que el frío no dañe sus raíces.
Pero, aunque oculta, seguirá latente la vida. Como las vivencias superpuestas que van habitando ese lugar.
Porque, como escribe Mar Violeta. "... más que nada, soy esta infancia absoluta que atraviesa toda mi vida: mi ingenuidad, mi valentía, mi risa y mis lágrimas..." Y porque la mayoría de mis recuerdos de rapacina transcurren por esos caminos, me atrevo a asegurar que, si existe la magia, también reside ahí.