viernes, 4 de mayo de 2012

Las madres que los parimos....


"Hay un solo niño bello en el mundo y cada madre lo tiene..." (José Martí)

Aunque hay una frase muy bonita que dice que "no hay cuerpo más bello que aquel que la maternidad ha deformado", el caso es que quienes lo hemos experimentado seguimos empeñadas en disimular curvas excesivas. No tiréis a la basura lencerías antiguas porque ahora son moda vintage y solución para muchos vestidos ajustados. Ante la imposibilidad de cumplir opciones como dietas o ejercicio físico, cabe la alternativa de la faja. Decía esta mañana Jaime Cantizano en la radio - de eso parece que "entiende" mucho el guapo peresentador- que esa criticada prenda femenina vuelve a estar de última moda, haciendo perfecto lo imperfecto.

Sin embargo...¿Quién  ha dicho que quisiéramos ser perfectas?. Sólo mujeres con unos hijos que son para siempre nuestra responsabilidad y a quienes amamos por encima de todas las cosas. Para todo lo demás, hembras cotidianas, con los multiples oficios que nos va enseñando la vida a fuerza de venturas y desventuras. Algunas están especializadas en tareas por las que son remuneradas y otras muchas se quedan  en la anécdota de la empresa que supone su existir.

"Altas,  bajas, guapas y feas, buenas y malas, y algún  que otro días sólo cansadas", que dice la canción. Pero fisonomías, personalidades y estados de ánimo aparte, la profesión de madre se nos da en los genes por añadidura. Posiblemente no desempeñemos siempre de manera correcta el papel exigido; sin embargo en lo esencial, el amor desinteresado y los mejores de los deseos, las mamás no tienen cotejo. Es una condición sin ensayos previos la de querer a tu descendencia, aún cuando no todo es de color de rosa, ni  tan siquiera celeste algunas veces.

Una señora me contó un día que sólo había envidiado una vez a alguien, cuando hacía unas semanas que se había ido su madre: a todos aquellos que aún la conservaban.


Incluso para quienes no conciben fechas concretas para la demostración de afectos,  os recuerdo que ninguna mujer está exenta de la necesidad de que la quieran un poquito más... Y, de recibir un regalo material, que no sea menaje para el hogar, ni siquiera una faja, sino ese "objeto" de deseo al que una mayoría solemos renunciar casi siempre...