lunes, 5 de marzo de 2012

Si tú me dices blanco...

  
"El amor en un punto de acuerdo entre un hombre y una mujer que están en desacuerdo en todo lo demás". Jardiel Poncela

Después de veinticinco años en común, Mercedes decidió romper las cadenas que la ataban al padre de sus tres hijos. "No hubo durante nuestro matrimonio ni una sola voz más alta que otra. Simplemente no había diálogo. Podían pasar semanas sin dirigirnos la palabra", me cuenta. Por el contrario, Mario y Adriana discuten casi todas las mañanas de los lunes. La palabra separación no figura, de momento, en su diccionario de pareja. No es el mismo caso de Susana y Andrés. Suspensión  temporal de la convivencia. Motivo: incompatibilidad irreconstruible de caracteres. Ya no se soportaban.


La última reunión entre mujeres -perdición de hombres, dice el refrán, aunque también podría ser a la inversa- me dio argumentos para escribir una vez más sobre los  duetos amorosos. El desencadenante del debate fue la inesperada confesión de una de las participantes en ese descafeinado que alguna mañana nos tomamos. Observados en el día a día son la pareja perfecta. Sosegados al mismo tiempo que alegres, educados,cariñosos y hasta guapos. "Pues somos la noche y el día". Discutimos cada tarde y, si nos despertamos con el paso  cambiado, no llegamos al cuarto de hora sin discrepar. Que para eso está el móvil". ¡Quién diría que mientras Laura disfruta toda una mañana tumbada  al sol, Javier "refunfuña" porque odia la playa.".  La mayoría de las presentes también guardaba su particular canción de Pimpinela.


Qué contaros de mis discusiones conyugales  Me incluyo en la estadística de Laura. Por causa de la posición de los intermitentes del coche -yo que lo había puesto correctamente y él que no- he llegado a discutir durante una semana.   Parece ser que  el mecanismo del cerebro del varón es más proclive a olvidar la discusión una vez zanjado el tema. Las féminas, en cambio, podemos seguir dándole vueltas al asunto indefinidamente. Pueden pasar años y un buen día soltarle: "Pues había puesto el intermitente de la izquierda".


Aquello de que nos complementamos puede ser la justificación perfecta para quienes,  a pesar de nuestras abismales diferencias ,continuamos pensando que eligiríamos a esa persona si empezáramos de nuevo. Determinados estudios dicen que estamos predestinamos porque un instinto ancestral nos lleva a seleccionar a quien será el padre o la madre de nuestros hijos. Si no difícilmente se explicaría el buen entendimiento, a pesar de todo, entre la alegría de la huerta y la personificación del pesimismo. Ya lo decía Jardiel Poncela: "El amor es un punto de acuerdo entre un hombre y una mujer que están en desacuerdo en todo los demás...".


También está analizado que la curva de las discusiones matrimoniales  -cuando los motivos no son graves- suele ir descendiendo en la misma medida que pasa el tiempo. Uno se acostumbra a aceptar la parte que menos le gusta de la otra persona. En ocasionnes es tan sencillo como aceptar ver un capítulo de National  Geographic en lugar de "Mensaje en una botellla". La repetición de los hechos acaba por convencernos de que no se llega a un punto mejor tras un acalorado enfrentamiento. Vas elaborando nuevos recursos que suplan las contrariedades y construyes tu propia historia compaginándola entre vuestras afinidades y las innumerables diferencias.   Definió la idea a la perfecciónn la actriz Simone Signore: "No son las cadenas las que mantienen unido a un matrimonio. Son las hebras, hebras finísimas, que unen a las personas cosiéndolas a través de los años. Eso es lo que hace que un matrimonio perdure. Son las hebras… Pero esas hebras no deben nunca volverse cadenas" 


Una de mis apreciadas vecinas suele repetir muy sabiamente que "los defectos de mi marido,nadie los sabe si yo nos los digo...". Sin llegar al extremo de "La guerra de los Rose" -una película con un dramático final para una pareja que, al final de su relación, llegan tenerse un odio tan intenso como el amor que un día se profesaron- , la mayoría de los matrimonios podríamos replicarnos con más o menos asiduidad emulando al dúo argentino: "Si te doy caricias, tú me pides besos...cuando quiero calma, tú me das tormento. Cuando tengo prisa a ti te sobra el tiempo...".Tal vez  el secreto del éxito para la convivencia armoniosa ya lo dio hace mucho el gran Nietzsche: "No es falta de amor ,sino falta de amistad lo que hace matrimonios desgraciados" .




Imagen: Elena González Fernández.