martes, 24 de enero de 2012

Nosotr@s que ya peinamos canas...




12:14:32

"Ríase, levante la cabeza que el tiempo es oro y se va de prisa..."(Dyango)     

El día menos pensado, allá por los taitantos, comienzas a buscar luces más tenues para tus espejos. Las patas de gallo que antaño fueran simpáticos signos de tu expresivo rostro se multiplican últimamente como esporas. La tersa línea que enlaza el cuello con la barbilla comienza a dar signos de flacidez. Qué decir de las fastidiosas canas que hacía pocos meses apenas destacaban en tus sienes Hilos plateados empiezan ahora 
a invadir la raíz de  tu cabello que, dicho sea de paso, ya no luce tan frondoso. Quien no tiene ojeras, detecta como el "código de barras" se hace más visible, si no ambas cosas al mismo tiempo. Es cuando comienzas a hacer acopio de cremas hidratantes y antiarrugas; nos parecen más eficaces cuanto más caras, aunque sus componentes básicos sean los mismos. En la repisa de tu aseo ya nunca más faltarán los chapús revitalizantes y anticaída. Los piés, esos grandes desconocidos, deciden vengarse de nuestros años de indiferencia con durezas, ojos de gallo, callos y juanetes. Ya no vale cualquier zapato. 

Anatomía para abajo aún es peor. Todo se cae. Aunque los tratamientos antiedad y los ejercicios de mantenimiento de algo servirán, no se puede luchar contra natura. Nuestra tarjeta de crédito no es suficiente para enganañar a determinados signos de la edad. A poco que observemos, una menopáusica no puede pasar por una veinteañera aún cuando pierda todos sus ahorros en el intento. Hablo en femenino porque siglos de esclavitud estética han hecho de la mujer la gran sufridora de los efectos del paso del tiempo, aunque en la actualidad la cosa está equiparándose a pasos agigantados.La coquetería, unida a la obsesión por el culto al cuepo, comienza a ser patrimonio de ambos sexos.

 Botox, autoimplante de grasas propias, peeling con ácido renoico, alfadroxicácidos, hilos de oro, drenaje linfático manual, presoterapia, oxígeno activo, electroestimulación, termoterapia, ultrasonido, carboxiterapia... Además de los tratamientos farmacológicos de venta libre como medicamentos o productos basados en sustancias activas (aloe vera, alga marina, baba de caracol...),ricos en oligoelementos que ayudan a eliminar grasas y a rejuvener nuestro caparazón. Como os apuntaba, no os matéis comprando cremas carísimas ni os sintáis inferiores por no poder acceder a ellas, que los componentes más eficaces están en las de poco más de un euro. Sin olvidar toda una gama de posibilidades gimnásticas como aeróbic, step, taebo, aerobox, fitness, yoga, pilates, etc... Todo un mercado en el que perdernos para restar unos añitos a los inevitables estragos de la edad, de la que comenzamos a tomar verdadera conciencia cuando los amigos de nuestro hijos nos llaman "señora".

Y, aunque algo tendrá de verdad aquello de que "donde buenas ollas quiebran, buenos cascos quedan" ó su doble lectura de "quien tuvo, retuvo" lo cierto es que hay que aprender a aceptar las inclemencias  que comienzan a asomar la patita hacia la tercera década de nuestra vida. En la medida que el tiempo hace mella en nuestro vientre, muslos, y antebrazos nos atrae la ropa cada vez mejor confeccionada y las prendas de calidad. Como dice mi sabia amiga Pilar "bastante mal formada está una, como para comprarse los pantalones mal confeccionados..." Y, al mismo ritmo que aumentan nuestros defectillos, nos apropiamos de soluciones que nos hagan lucir unos añitos más lozanas y disimulen aquello que menos interesa que resalte.. 

Mención aparte reclama el tema de la canicie. Hace unos meses aparecía la actriz Penélope Cruz con su melena algo plateada. Se disparaban las alarmas en los Medios de Comunicación. Desaliño, dejadez física, abandono corporal, envejecimiento prematuro fueron algunos de los piropos quel e dedicaron a esta reconocida actriz expañola. Sólo era que le habían puesto el cabello canoso por requisitos de un guión en el que representa a una señora madura. Hubo tiempo, sin embargo, para que quedara evidente que la crueldad de la moda no perdona. ¿Quién es la "chula" que se atreve a dejar de teñirse y aparecer ante al mundo con el tono natural de su pelo tirando a gris?. Se necesitarán muchos otoños para que una mujer de cabello canoso sea considerada tan atractiva como la vecina de su misma edad que sale todos los días del portal del quinto con su tintado pelo rubio ondeando al viento. E inimaginables las primaveras que han de transcurrir para que, mientras a Richard Geere (de quien, especialmente en este tiempo de rebajas, a muchas nos gustaría ser su Pretty Woman) se le vea cada vez más seductor con sus canas, a nuestra internacional Penélope, la encontremos encantadora con su cabellera entrecana. 

Sin embargo, están comezando a cambiar las cosas. Ya se habla de modernidad, progreso y vanguardia acerca de las mujeres que peinan mechones grisáceos a cualquier edad. Incluso por nuestro país circula el dicho de que "las mujeres catalanas tienen más canas que las madrileñas". Algo hay de cierto, si lo analizamos históricamente,  en que las norteñas están más abiertas al progreso y menos pegadas a la esclavitud de las tradiciones.

 Y muy cierta debe de ser esa expresión, a la que recurro con frecuencia, que habla de la belleza como aquello que está en los ojos de quien mira. A ver quien le dice lo contrario a mi hijo pequeño que mirando un día en la tele a la actractiva Meg Ryan (con la que únicamente debo tener en común el título de una de sus películas "Tienes un e-mail") me aseguró con su expresiva mirada color avellana, cuando apenas sabía hablar: "Mamá esa chica se parese a tÍ". Comentario que yo, de 1,55cm de estatura y más bien anchita de caderas, rubriqué con un sonoro beso de agradecimiento.


"....A usted señora que piensa que la edad hace la moda . Descubra la belleza de una arruga. Es tiempo de vivir sin lamentar...", continúa el bolero.




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Autor:
Berta
Fecha de creación:
17 octubre de 2011
Ciudad, país:
Oviedo, España
Categorías:
Personal