martes, 25 de septiembre de 2012

A dónde irán los besos...


"El beso es ese mordisco que aprendió idioma universal y educación"



"Hay besos que se dan con la mirada. 
Hay besos que se dan con la memoria. 
Hay besos silenciosos, besos nobles. 
Hay besos enigmáticos, sinceros. 
Hay besos que se dan sólo las almas. 
Hay besos por prohibidos, verdaderos. 
Hay besos que calcinan y que hieren..." 

Estos versos que forman parte de un poema de Gabriela Mistral bien podrían considerarse un buen resumen de los tipos de besos, aunque seguramente habrá otros tantos para añadir. Besos rentables, besos desconcertantes, besos sarcásticos, besos amargos, besos cantarines o besos interesados serían algunos de los que faltan. 


Una noticia que encontré por la Red me llevó a escribir sobre el beso y su porqué. "Seis lugares donde está prohibido besarse en público" era su titular. Dubai, la ciudad de Maryland, en Estados Unidos, Malasia, Guanaijuato (Méjico), algunos colegios de Australia, y el Estado de Iowa, también en Estados Unidos son esos puntos geográficos donde el beso no está nada bien visto. Es probable que en dichos territorios se hayan basado en la reflexión del escritor irlandés, Jonattan Swift: "Señor quisiera yo saber quien fue el loco que inventó el beso".



El acto de tocar con los labios generalmente a otra persona -algunos animales como los primates también se besan-; bien sea por amistad, cordialidad, afecto o pasión tiene algo de universal y sagrado. La combinación de los tres sentidos -gusto, tacto y olfato- llevan a hacer sublime el gesto, en la mayoría de las ocasiones. Por algo Pretty Woman permitía "todo menos besar" como condición en su trabajo, el oficio más antiguo del mundo.



Aún siendo un idioma internacional, ese contacto de dos epidermis varía en algunos lugares.En la cultura esquimal, por ejemplo, se besan frotándose la nariz. El número de besos a la hora del saludo también cambian según las latitudes. Mientras que en España y otros cuantos países más lo lógico son dos besos en los encuentros y despedidas, en Bélgica y Holanda el número de ósculos se amplía a tres.  Besarse entre personas del mismo sexo es normal en muchos puntos del planeta, mientras que en otros los hombres tienen restringido el gesto entre sus congéneres. Todo lo contrario que en Rusia, donde los varones se dan un piquito en la boca a modo de saludo. Sin menos prisa en el preámbulo, los egipcios posan sus boca en la mejilla ajena, se dan la mano y concluyen con un beso en la frente. 



Demasiados requisitos para quienes son parcos en demostraciones de afecto ,fundamentalmente en público, aunque tal adversión nada tenga que ver con la falta de amor. Muy cierto además que casi siempre hay uno que besa y otro que se limita a permitírselo. Sin olvidar a aquellos en quienes pensó Bécquer; son las almas que "si hablar pueden con los ojos también pueden besar con la mirada".Sin duda  esos 34 músculos que ponen nuestros labios en movimiento también levantan más veces de las debidas suspicacias, enconos y algunas sorpresas. 

En cualquiera de su modalidad de intenciones, tienen esas carantoñas un algo de transmisión de vida; es por ello que los besos más tiernos y desinteresados son los que salen de padres a hijos. Nada que siente mejor que un repertorio de besos a nuestros pequeñines que, de manera particular, recién despertados de esos sueños felices "saben a pan recién sacado del horno" como dice Carolina. Incomparable ese primer contacto con la piel apenas llegada a la vida de un hijo que tienes en tus brazos por vez primera. Un momento inolvidable que siempre quedará sellado con un primer beso, preludio de un amor incondicional.Nunca olvidaré un cartel que leí en la consulta de un pediatra: "Jamás niegues a tu hijo un beso o un abrazo por profundo que sea vuestro enfado" Los comeríamos a besos en esas tiernas infancias; arrepintiéndonos más de una vez de no haberlos comido mientras padecen la irritable adolescencia. 



Ya sean con connotaciones sexuales, amistosas, fliliales,  protocolarias o amenazantes , las intenciones del músculo orbicular conllevan una dosis de pretensión añadida. Interpretando a Bécquer, en un beso sabremos casi siempre todo aquello que callamos, aunque siempre habrá para quien los mejores besos sean aquellos que nunca han dado. Por algo se preguntaba el paisano Víctor "a dónde irán los besos que guardamos, que no damos...".



Por muy prosaica que sea la actualidad, siempre nos quedarán los besos, aún cuando haya alguno que lamentaremos no haber dado. No cuestan dinero y, salvo los de Judas, son un bálsamo para el espíritu. Lo único que perdura "cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido suele ser el último , y nuestra evocación más dulce, la del primer beso..." (Lord Byron).



Imagen: Fotograma del beso entre la Dama y el Vagabundo; uno de los arrumacos de leyenda más famoso en la historia del cine...

  








martes, 11 de septiembre de 2012

Aunque los héroes también se nos mueran...

"No hay hombres perfectos, sólo intenciones perfectas". Robin Hood (Principe de los ladrones).
Que tiren la primera piedra aquellos adolescentes y jóvenes de la transición española que no han soñado con darse un paseo por la Serranía de Ronda en el caballo blanco de Curro Jiménez. Cuando la noche del domingo comenzaba la banda sonora compuesta por Waldo de los Ríos, el país entero  se paralizaba para ver al bravo justiciero que desvalijaba a los ricos con cortesía y con una veta de seductor que también tenía su aquel: "Un lugar en el monte y un hombre como yo no es un negocio rentable. Me encantan los malos negocios".

La muerte de Sancho Gracia, el actor que tan bien encarnó el bandolerismo andaluz del siglo XIX ; y aqhora la de Pepe Sancho, el Estudiante más rebelde, me hizo pensar en  los héroes y heroínas de leyenda que nos reafirman en la necesidad de creer en hombres y mujeres valientes, libres y justos. Incluso hasta guapos. Representantes de ese afán de saltarse las norma, que en los de menos edad es un valor añadido cuando está bien canalizado. A ser consevadores ya habrá tiempo.La necesidad de justicia se presenta menos adulterada cuanto mayor es la juventud.

Hemos de reconocer que a algunos nos atrae sobremanera la posesión de una pizca del coraje y la valentía de esos paladines semidioses perdidos por sierras, castillos, palacios, bosques o chozas. Son los ejecutores de los principios más nobles del ser humano, convencidos todos ellos de que "la justicia la imparten los hombres, y cuando los hombres se equivocan se convierte en injusticia" (Robbin Hood). Hace mucho que no cuela aquello de que los indios siempre eran los malos.

Ha habido y hay otros valientes más anónimos y reales. Pero cineastas y escritores se encargan de realzar lo sublime con su fantástica capacidad para hilar atractivos argumentos a medias entre la leyenda y la autenticidad, extrayendo los mejores matices de unos personajes que nos hacen ponernos de su parte en la primera escena, aún cuando no dejan de tener su lado oscuro como cualquier mortal.

En el fondo sólo se trata de cuánto nos atrae a una mayoría la justa redistribuicón de la riqueza y el bienestar. Desde ahí parten el resto de las divisiones de ideales. Al igual que el gran Sarmago pienso que la posesión de unos u otros es una cuestión hormonal.

Que lance asimismo el primer canto quien no pensó en algún momento aquello de que "quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón", a pesar de que no debería hacerse apología del delito ni con justificación. Los villanos siempre reaparecen a través de las épocas adaptándose a las circunstancias. Por eso también retornará la réplica con bandoleros "buenos" que mutan sus caballos por vehículos a motor y sus trincheras por las redes digitales.

Que la salida para huir de las injusticias no siempre sea la del final de la serie, porque América tampoco es completamente inocente.: "¿A dónde vamos?. A América ¿Y eso dónde es?. ¿No te lo han dicho en la escuela?. Dicen que allí los campos son inmensos y se pierden en el horizonte. Que los ríos son anchos y profundos como mares. Que la tierra es generosa y hace florecer todas las estaciones".  Aunque sólo sea ya en sueños o conformándonos con representar a los luchadores anónimos de nuestro pequeño e imperfecto mundo cotidiano, no dejemos morir esa pasión por el héroe o la heroína que todos aspiramos a ser algún que otro día.







martes, 4 de septiembre de 2012

La rutina de la rutina...

"La trampa de la rutina se desarma mirando excepcionalmente lo no excepcional". V. H. Menacho
Paradójicamente, lo rutinario, aquello que forma parte de las actividades normales que diariamente llevamos a cabo sin necesidad de reflexión, nos atrae después de una temporada de horarios libres y actividades extraordinarias.Aunque pasada media hora inmersos en lo de siempre ya estemos deseando volver a lo excepcional.

Así de contradictorios somos la mayoría de los seres humanos. Siempre deseando lo que no tenemos. Aún cuando sea el uso más común, necesitamos aferrarnos a una cierta seguridad. Expertos en el tema explican que "la rutina significa regularidad y gracias a ella podemos ahorrar energía para dedicarla a otras actividades más creativas centrándonos así en lo que nos interesa de verdad".

¿Podríamos vivir sin rutina? Algunos psicólogos aseguran que sería como la experiencia de un viajero que vive al día, sin tener la menor idea de lo que le va a deparar la vida. Esta situación durante un tiempo prolongado causaría un estado de inseguridad y estrés poco saludable.

Nada que ver el hábito con el aburrimiento.Más bien anhelamos una estabilidad física y emocional sin dejar de sorprendernos y motivarnos con las cosas más cotidianas. Aún cuando realicemos todos los días las mismas actividades en unos horarios más o menos similares, de nuestra actitud depende que cada jornada descubramos un nuevo detalle para valorar y sacar más provecho a nuestra existencia.Siempre a cuestas con la certeza de que todo cambia constantemente y nada está controlado al cien por cien.

Por otro lado, hasta las vivencias más extraordinarias acaban volviéndose rutina porque la costumbre es tozuda y pronto se familiariza con nuestro devenir. De ahí lo importante de saber extraer lo extraordinario de los detalles más comunes del día a día.

Hay, no obstante, una rutina a la que no debemos permitir acostumbrarnos: la que viene cargada de energías negativas para ese pequeño universo que encierra cada cual. Hay infiernos que, a fuerza de ser rutinarios, se acoplan a nuestro respirar como si fuera lo más normal. Los de las angustias que matan y los miedos que pueden .Esas usanzas que bien pueden depender de nosotros, o no, debemos aprender a convertirlas en excepcionales. De lo contrario, transformaremos en rutina vivir en el abismo del que siempre soñamos huir

Huele ahora en nuestras vidas a libros nuevos, juegos en los parques,  jornadas de horarios madrugadores, comidas ordenadas, limpiezas a fondo, series televisivas, promesas renovadas y encuentros con aquello de lo que de cuando en cuando es preciso desconectar.

Rutina de este blog que se ha convertido en un hábito del que siembre habré de extraer algo nuevo para no llegar a caer en la desgana y el hastío. Que todos sean iguales pero no se parezcan a ninguno. Feliz vuelta a las usanzas, aunque probablemente yo sea de los que rápido las aborrezca. Será por eso que me incluyo en el grupo de quienes dejan todo a medias, junto con el de los que se cansan primero de los langostinos que del plato de lentejas...



Imagen: "Garapiellu" de avellanas. La recogida de las avellanas significa en Asturias la vuelta del otoño y sus rutinas... De nosotros depende darle el toque mágico...