miércoles, 16 de diciembre de 2015

Querido Antón

"El vieyu ye Melchor, el prietu Baltasar  y el del camellu coxu que va en medio ye Gaspar..." (Villancico de Asturias)

Querido Antón: Aunque sé que ya no crees en los Reyes magos -de hecho estoy seguro de que hace unos años que estiras la inocencia, unas veces por interés y otras porque cuesta renunciar a que existe lo mágico- te escribo esta carta por aquello de que tu mamá trata de argumentarte, no siempre con el mismo poder de convicción: "existe aquello en lo que uno verdaderamente cree". Así que hazte a la idea -y seguro que no te costará mucho- de que un año más preparamos nuestro viaje para cumplir con el pedido que nos estáis enviando los más pequeños de ese Paraíso Natural, como también llaman al lugar donde vivís.

Esperamos llegar la noche prometida, a pesar de que habremos de cruzar tierras movedizas desde nuestra Persia- ya sabéis Irán, Irak, Egipo...- donde hay niños que empuñan de verdad esas pistolas de juguete que tanto os gustan a los chicos, aún cuando la mayoría de vuestros papás os educan en el pacifismo más absoluto. Asimismo podría contarte que por algún punto de nuestras geografías cercanas a las mamás no les está permitido coger su coche solas ni para desplazarse a enviar la carta al correo ordinario. No hace tanto, aunque tú no habías nacido, que en vuestro país ocurrían cosas similares.


No habéis cambiado en algunas cosas, si he de fijarme en los catálogos que recibo vía superficies comerciales y grandes jugueterías. Aún cuando mi vista es ya milenaria, apenas sin mojar un dedo para pasar página -una mala costumbre que en ocasiones transgredo- los colores me llevan veloces a los apartados correspondientes: aspiradoras, cocinillas, sillas para bebés, bicicletas Hola Gatita y demás en llamativo rosa. Más adelante toda una saga de juguetes masculinos: camión del hombre araña. mega láser, auto strike, huevos metedor, megazord samurai, en azul marino, celeste o rojos intensos; de nombres imposible que hay que anotar irremediablemente . Así, año tras año, y caiga quien caiga en el Gobierno de turno o en las altas instituciones mundiales.Ya no digo nada de las distinciones de gustos si nos metemos en el terreno de los videojuegos, de hazañas bélicas en su mayoría; universo masculino por excelencia. Hasta en el apartado de lo educativo y lo práctico se acentúan las diferencias con las carátulas de destroyers y Violetas. Por supuesto, con las excepciones que confirman toda regla.


En lo que habéis avanzado para bien es en aceptar sin prejuicios otras razas -en vuestros mundos de fantasías infantiles ya hay muñecas y muñecos de todos los colores; hasta de otros planetas y dimensiones- lo que me lleva a reafirmarme en que tus amigas ya no quieren ser las dulces y sumisas princesas ni vosotros el príncipe al uso. Y hasta es de cierta lógica -el ser humano es más influenciable de lo que parece- que estos últimos años Nelson Mandela y Obama hayan tenido mucho que ver en las preferencias raciales Y ya no digo nada lo que han hecho en favor de nuestra piel algunos deportistas,cantantes y actores famosísimos. A pesar de vuestra corta edad, ya habéis tenido tiempo a comprender que lo de menos es el lugar de procedencia o el color de la piel. De lo contrario, ¿cómo ibas a encargarle tus mayores deseos a un grupo de Reyes, entre los que destaca el negro -tu preferido, lo sé- ni dirigir la dirección de la carta a un país con una cultura tan diferente?. En eso lo niños sois bastante más listos que los adultos. Lástima que esa clarividencia para lo esencial se vaya perdiendo con el tiempo.

Por otra parte, y tal como está la actualidad, los más ingeniosos sacan chistes hasta del mismísimo infierno y se pregunta cómo van a dejar en la negra noche a tres magos en camello, procedentes de Oriente y con cientos de paquetes sospechosos. ¡Los cojones!, concluye el chiste, y disculpa por el taco; aunque yo sé que no te pillará de sorpresa ni te será de malas influencias si nos atenemos a lo espabilados que nos estáis saliendo ahora los niños y niñas. Y,desde mi modestia opinión, cosas y casos peores habéis tenido ya tiempo de ver y aprender,  que no se le pueden poner puertas al campo y,de igual modo que tenéis más acceso a muchas cosas buenas, no podemos impedir que lo malo también se os cuele por cualquier rendija.

Pero,a fin de cuentas, crédulos o incrédulos, todo el mundo espera por ese regalito especial. Algunos obsequios apenas serán desenvueltos porque lo mejor de un regalo, fundamentalmente para quienes tenéis muchas cosas, suele ser su antesala: la espera, el enigma y el envoltorio. Ganancia para los herederos de esos vuestros objetos que se reciclan para los niños que tienen menos y se conforman con lo de segunda mano. Ya ves, hasta los Reyes Magos nos hacemos irremediablemente clasistas si queremos agradar a todos: Juguetes de primera para los más pudientes y juguetes estrenados para quienes deben priorizar en otras cosas de más necesidad. También hay papás que nos están comunicando que se quedarán sin su regalo con tal de que a vosotros no os falle el vuestro. Esto me lleva a recordar a unos niños de la Posguerra de vuestro país que se asombraban de que sus padres nunca tuviesen hambre y les cediesen a ellos su torta de maíz en la cena...


Llego a la conclusión de que hay algo genético en los gustos por sexos, máxime cuando nuestro duende escucha a lo largo del año a través de las paredes de vuestras confortables casas -no malgastéis, no obstante, mucha luz ni mucho agua, que la naturaleza se desangra y los sueldos de vuestros progenitores tampoco aumentan en la medida que las tarifas de estos lujos cotidianos- expresiones de vuestra boca de niños recién estrenado el uso de razón: "los hombres no lloran, riegan". Aprovecho para decirte, mi querido Antón, que los hombre también lloran, y mucho. La rabia y la impotencia por injusticias más o menos cercanas y otros asuntos imposibles de solucionar, les sacan en ocasiones lágrimas más negras que el carbón de esos mineros de tu tierra que saben mucho de luchas.De hombre a a hombre -aunque sea mago a veces me quito el traje- también te diré que las chicas tal vez lloren más veces y con menos disimulo, pero el dolor es al mismo para todos y todas, que dirían esas mujeres de ahora que se pelean por las palabras, probablemente porque la batalla por sus objetivos comienza en las cosas más pequeñas.

Hablando de injusticias, no tengas en cuenta si no te llevamos ese juego que te pides para mayores de 18 -sabemos que has borrado lo de dieciocho, pero como ya te comenté apenas empecé con la presbicia- aunque a tu vecino del pueblo con dos años menos se le aparezca el juego de matar zombis a cañonazos en su zapatilla. Son tratos de opinión ente nosotros y los papás, y hemos de ceder para que algunos sigan poniéndonos hierba para nuestros camellos, muy a nuestro pesar. Cosas de adultos son también los problemas de aduanas para cruzar ciertos animales "exóticos" que incluis en vuestras listas.

Te mando un regalo anticipado en forma de consejo: que disfrutes de tu niñez, en la que si se tiene el cariño  de quienes os rodean, lo de menos es el juguete; ya sabes cuanto os divertís en esa preciosa aldea rodeada de montañas donde vas con frecuencia, con tan sólo jhacer castillos en la arena quesobró de una obra en vuestra quintana: una sana libertad que solo tienen los niños que disfrutan de lugares como el vuestro; donde también tenéis el privilegio de escuchar las casi mágicas historias de las personas más mayores sobre cómo se alegraban cuando les llevábamos una bolsita con "ablanes turraes" o una caja de lápices de colores . 

Y este año, ya ves,  creerás muy especialmente en esa estrella que brillará más clara que nunca sobre vuestra casa. O eso es lo te dice tu madre, que todos sabemos lo que le gusta imaginarse cuentos que acaben bien...

Con todo mi afecto, el "prietu" que siempre te habla al oído la noche de Reyes: Baltasar.

PD: El receptor de la carta dice que casi está por volver a creer...

lunes, 14 de diciembre de 2015

El escorpión, la rana y el castor

Una persona estúpida es aquella que cuando comete una acción "jode" a los otros, pero también a sí misma. Las personas inteligentes son las que cuando cometen una acción benefician a los demás y a ellos mismos. ¿Qué somos?. O... ¿Tal vez seamos de todo un poco dependiendo de las circunstancias?. Enfín, para bien de la mayoría, mejor que predomine lo segundo.

Érase una vez un escorpión que quería cruzar un río, pero no sabía nadar. En su misma orilla divisó a una rana -su presa favorita-, aunque en esta ocasión pensó en la víctima como una medio para su fin.

-Señora Rana: ¿Sería tan amable de llevarme en su lomo para cruzar el río?, preguntó el alacrán con voz seductora.

El batracio, que no era ajeno a la nociva personalidad del escorpión, aunque incapaz de negar un favor, le respondió dubitativo:

- Te cruzaría con mucho gusto, pero temo a que me claves el aguijón.

- ¡Oh!, nada de eso.¿Cómo voy a hacer algún mal a quien me ayuda tan desinteresadamente?, le argumentó convincente el escorpión.

-Está bien, súbete a mis espaldas y así no te ahogarás, le contestó la confiada rana.

Cuando iban por lo más profundo de las aguas, el escorpión,  incapaz de renunciar a su personalidad,  le clavó el pincho, y ambos murieron ahogados.

Mientras contemplaba la escena, una castor, que previamente había declinado la petición del arácnido, tallaba una cartel en la madera de un tronco en el que iba leyéndose: "Cuidado con el escorpión que siempre traiciona".

Moraleja: Entre la estupidez de la rana y la maldad del escorpión, que mata para que otro no viva, siempre está el término medio de la inteligencia del castor... Pero, si llegados al final del cuento, os habéis  identificado con alguna de las partes negativas no desistáis en superarlas; a ser empático en la justa medida  también se puede aprender. Sin olvidar que hay ciertas personas con tal grado de vileza que lo único que podemos hacer ante ellas es alejarnos.

Esta es una adaptación  de esos pequeños cuentos que uno conoce cuando se topa con personas que siempre
aportan algo positivo en la vida de los demás... En este caso, la conferencia de Jordi Grané en las Escuelas Dorado de Sama de Langreo, en el 1V Encuentro de las asocianiones y el voluntariado "de la mar a la montaña". con motivo del Día de los Derecho Humanos, y su charla sobre la felicidad, la estupidez y las acciones positivas, nos ha cundido mucho  ¡No seamos estúpidos!


viernes, 27 de noviembre de 2015

El niño de Rajoy

.El Presidente del Gobierno le dio una colleja a su hijo menor por criticar en directo, en la COPE, los comentarios del videojuego FIFA EA, a los que pone voz Manolo Lama, conductor del programa en el que Rajoy se estrenaba como periodista deportivo con la retransmisión en directo del partido entre el Real Madrid el  Sakhtar Donetsk. Cuando el niño de diez años fue interrogado en Tiempo de Juego sobre qué opinión tenía sobre los comentarios de Lama en el citado espacio, contestó sin dudar: "Me parecen bastante mejorables, por no decir que son una basura". Rajoy, ante la respuesta de su hijo, no solo se queda con cara de "tierraq trágame", sino que le da una  colleja.

 Por hacer de abogada del diablo, y sin que sirva de precedente, la reacción del hijo del Presidente del Gobierno español  me ha hecho sentirme puntualmente empática con la cara de póquer que se le quedó Don Mariano, que no es otra que la de cualquier padre cuando  un hijo preadolescente le deja en evidencia.

 Llamadme ingenua, pero hice el ejercicio de ponerme en la piel del líder del PP, que me pareció más terrenal  que nunca. Porque, vamos a ver, quién en un momento dado no sintió ganas de fulminar con la mirada, por no decir darle un coscorrón a alguno de sus retoños, cuando les sale la vena chulita y te desmienten sin reparo alguno, te sacan al relucir alguno de los secretos de familia, si no te acrecientan alguno de esos defectos que tratas de disimular contra viento y marea. Una amiga madrileña pasó uno de los mayores bochornos de su vida cuando su hija, de unos seis años, le dijo a la chica que la cuidaba: "mi madre dice que eres una guarra". Lo cierto era que la cuidadora no se lavaba mucho, la pequeña escuchó cómo la madre hacía ese comentario a su marido, y al día siguiente, ella misma se encargó de decirlo con esa sinceridad innata que se va diluyendo con el tiempo por aquello de que vas aprendiendo que decir todo lo que se piensa no siempre es la mejor opción..

 Por otro lado, que tire la primera piedra quien  no ha deseado haber dejado en casa a alguno de su prole en el momento que se le ocurre tratarte con ese aire de superioridad que hace pensar a tus conocidos que ese púber anda por el mundo perdonándote la vida un día sí y otro también. Para colmo, si le echas la bronca en el momento, quedas aún peor y le das  más bombo al tema que, con un poco de suerte, quizás pasó inadvertido por tus interlocutores. Lo de pasar desapercibido no fue el caso de nuestro Presidente que ya ha sido visto, escuchado, retuiteado y compartido por millones de personas. El ingenio español, como era de suponer, no se ha hecho esperar y ya se ha cambiado la versión del niño:  "El hijo de Mariano Rajoy se ha confesado en la radio ser independentista... ¡Menudo disgusto! El presidente responde con una colleja pero su hijo sigue: "papá me da la paga en B", es una de los tuits más comentados al respecto. Por otra parte, hay quien propone que las hijas de Zapatero -¡lo que dio para hablar el estilismo gótico de las adolescentes en la Casa Blanca-, el pequeo Nicolás, y Juan Rajoy, formen un partido político conjunto.

No creo que le hayan quedado muchas ganas al político de acudir a las ondas radiofónicas con su pequeño, aunque podría conocer a su niño y prever las respuesta y sus consecuencias, principalmente entrando en esa edad en la  que no non verdaderamente conscientes del bochorno que pueden pasar los progenitores con alguna de sus salidas, En esos casos, la posibilidad de hacer una gracieta es lo que prevalece. También cabe la posibilidad de que el gesto sincero del niño haya acarreado algún voto a los populares, que una colleja a un hijo da para muchas opiniones a favor y en contra. Los malpensantes opinan que lo de exponer el niño públicamente en la radio fue puro marketing electoral. En todo caso,, es posible que alguien de su confianza le haya tarareado al Señor Mariano Rajoy  la famosa letra de una canción de Serrat: "A menudo los hijos se nos parecen..."

lunes, 16 de noviembre de 2015

Nosotros los Pereira

"Este es el cuento que ha escrito una estudiante de periodismo sobre parte de mi vida y la de mi familia", me dice Clara con el ejemplar en la mano. Convenimos en que ahora yo haría un relato de ese cuento; algo así como un refrito con las cosas que le ha contado a una desconocida y las historias que servidora sabe de la protagonista de Sueños de Trapo y su saga, los Pereira Prado. Son los mismos que se han criado en una gran casa de piedra que puede divisarse desde casi todos los puntos de nuestra aldea; un hogar que huele siempre a leña de chimenea, a flores frescas, a piedras con solera. En definitiva, uno de esos refugios con alma propia.

Doce hijos que tuvieron Agustina y Serafín han dado para que las ramas de ese árbol se hayan extendido  y multiplicado en numerosas historias que ahora continúan  fraguando nietos y bisnietos. Todos ellos cosmopolitas ya, que acuden de temporada en temporada a beber en las raíces que el sólido caserón sigue manteniendo inamovibles.

Todo empezó cuando la matriarca del clan se empeñó en enseñar las letras a un minero portugués, que apenas había tenido tiempo de ir a las escuela, como una gran mayoría de los niños de finales del siglo XIX. Así fueron naciendo hijos e hijas que se criaron en un ambiente  religioso y progresista al mismo tiempo; pues avanzado era, por ejemplo,  que su padre fuera el primero en la aldea en sembrar los cereales a cordel, para asombro de muchos de sus vecinos. Con ese método ahorraba tener que arrancar los excesos del cultivo Más progresista todavía puede considerarse la carta que dejó firmada de su puño y letra, cuando vio que se moría, su suegro Agustín. La esposa de éste, Rosaura, estaba embarazada del último hijo y, conocedor del poco poder que tenían las mujeres por entonces, la declaró dueña absoluta de sus propiedades, atestiguando también en el escrito -que todavía se guarda en El Infiestu- que nadie pusiera en duda que el hijo que esperaba su mujer era suyo, para ahorrar habladurías y sospechas entre los mal intencionados.

La parte religiosa les venía a los habitantes de la casa con fachada de película por la línea de los Prado. No en vano tuvieron un tío ilustre  -el Padre Juan Prado -, que se trató de tu a tú con el mismísimo Papa Juan XXIII y que fue uno de los teólogos más destacados de su tiempo, asimismo fundador de la actual biblioteca de Soto de Agues, que lleva su nombre.

Pero la mentalidad conservadora de la familia nunca fue obstáculo para que en El Infiestu siempre hubiese un ambiente de comprensión para cualquier vecino que lo necesitase; un gen de la buena gente que continúa a través de sus herederos. Como testigo de esa solidaridad, las cartas que el hermano Religioso escribía desde su convento de Valladolid, en un escenario austero que poco tenía en común con el paisaje que había dejado atrás siendo apenas un niño; unos auténticos tesoros literarios en los que,entre otras palabras, pueden leerse las recomendaciones a su madre y hermana, acerca de la actitud de neutralidad y afecto con todos los vecinos que debían de mantener en aquellos años en los que los vencedores de posguerra se ensañaban con los perdedores.

El episodio más triste de las epístolas de Juan Prado se centra en la muerte de su padre, que ya había regresado enfermo del viaje en que acompañó a su hijo a estudiar a Castilla, y cuya primera carta no llegó a a leer el progenitor. Entrañables también las recomendaciones a su Rosaura -viuda desde muy joven- para que se casara de nuevo -que pretendientes no le faltaban-, haciéndole hincapié que cualquier hombre que ella eligiese sería respetado por él. Sin embargo, la madre de Juan continuó con su  viudedad y la única compañía de sus hijos y nietos, que la cuidaron como a una reina hasta el final de su larga vida. Como curiosidad os cuento que el Redentorista se duchaba todas las madrugadas en agua fría, y eso marca carácter y templa voluntades.

Cuando las chicas empezaron a descubrir la comodidad de los pantalones, las nietas de Rosaura Prado se vestían a escondidas con aquella prenda revolucionaria para las féminas, muy a disgusto de su abuela, todavía mujer de rosario y mantilla en las fiestas de guardar. Por otro lado, en Cuaresma, hacían escapadas al baile, aún en contra de las prohibiciones católicas tan arraigadas en el clan, por aquello de la rebeldía adolescente, y de las ideas que iban cambiando con los tiempos.  

Clara, la quinta después de una chica -Rosa María, que también fue madre de hermanos, hijos y algunos allegados-  y tres chicos -Florentino, Agustín y Carlos-, nació cuando las canciones de Concha Piqué salían por el único gramófono que había en el pueblo; mientras sus gentes tarareaban Tatuaje, a la par que tendían en los corredores, escogían el maíz por los minifundios de la Asturias rural o cuidaban el ganado Para paliar el hambre de sus hijos -después llegarían Clara, Serafín, Emilia, Ignacio, Pablo, Beatriz, Paloma y Juanchu-, el patriarca les aprendió, entre otras cosas, a recolectar setas; un lujo ahora, y que por aquellos años era alimento casi prohibido para los lugareños, que miraban con asombro cómo el portugués era todo un avanzado en ciertas costumbres culinarias.

Como en todas las casas hubo enfermedades, tragedias -algunas de ellas muy recientes-, y un deseo común de una vida mejor porque, por muy feliz que haya sido el ambiente familiar, la escasez y la falta de comodidades era la nota común en las familias de tantos miembros y en circunstancias históricas nada fáciles. De ahí que, unos tras otros, y  los unos con la ayuda de los otros, fueron emigrando España adentro, y más lejos aún el más pequeño,que desgraciadamente ya se ha ido para siempre.Siempre contaron con la importante ayuda del "tío Juan", que amaba profundamente a su madre y hermana, de las que nunca se desvinculó, y cuyo afecto siguió proyectando en sus sobrinos mientras vivió. Un mención especial en este párrafo para uno de sus sobrinos, el Padre Carlos, que salió Redentorista, gran artista y autor de la preciosa cruz que preside el altar de la iglesia de San Andrés, y que recuerda siempre que tiene ocasión a su otro hermano Religioso, Florentino, muerto también trágicamente cuando era muy joven. Desde la atalaya de los cuatro años, yo recuerdo al Padre Juan como al hombre de sotana negra y pobladas cejas arqueadas, que visitaba a mi abuelo materno las temporadas que regresaba al Infiestu.

 Casualidades del azar, en el corazón de las paredes que vieron nacer a los hijos de Agustina y Serafín, años después el gran Campanela rodaría alguna escena de "Vientos de Agua", una película basada en las vivencias de otra familia, los Olaya (protagonizada por Héctor y Ernesto Alterio y Eduardo Blanco), emigrantes que hicieron un viaje de ida y vuelta, obligados por las circunstancias políticas y económicas de la Asturias de hace más de setenta años.

Clara cumplió su primer sueño cuando, siendo niña, los Reyes Magos, le trajeron una muñeca de trapo; después de desearlo mucho. Pero también llevó siendo niña la primera frustración: sus hermanos mayores rasgaron el vientre de la muñeca para comprobar qué tenía dentro; travesura que aún pervive en los niños de hoy por aquello de la curiosidad. Desde entonces,  la segunda chica de los Pereira comenzó a comprender que la vida te da una de cal y otra de arena, y que frustrarse no la llevaría nunca a conseguir aquellos lujos que anhelaba de otras familias más pudientes para las que, sin embargo, el destino también tenía sus jugarretas.

La muerte del patriarca por la silicosis, la enfermedad de los mineros,  fue otra de las grandes penas que fueron acaeciendo en la familia del  caserón de piedra, junto con la alegría de ver crecer guapos e inteligentes a sus hermanos y hermanas, cada uno de los cuáles comenzaba a volar con sus propias alas, y en ese vuelo también estuvo Clara, que fundó en Madrid otro hogar igual de acogedor que la casa de la aldea, con su correspondiente marido, sus tres hijos y demás.

Muchas décadas después Clara nos visita a menudo conduciendo su propio coche, y con una vitalidad propia de las mujeres que se forjaron a medio camino entre unas raíces entrañables pero de escasez  y las posibilidades que da vivir en un mundo totalmente distinto al que un día dejó atrás; fue ese nuevo universo el que le brindó la posibilidad de poder comprarles buenos juguetes a sus nietos y una parcela cercana al huerto que en su día su padre no pudo comprar.

Internet también ha llegado a la casa de El Infiestu, y gracias a la Red de Redes, el mundo puede conocer algo más de la historia de una gran familia, cuya chimenea, al este de la aldea,  todavía alegra  los días de invierno y verano en esa ladera de la montaña,  justo bajo el Xerru que de niños, los Pereira, estaban seguros que habitaba la famosa Xana, para hacer magia en sus vidas, recordándonos bajo las enredaderas amarradas a sus aleros centenarios que siempre quedarán vidas para contarlas y cuentos para revivirlas..





Nosotros los Pereira

Clara me ha traído un ejemplar de un cuento que  sobre su vida y la de su familia ha escrito una estudiante de periodismo. Convenimos en que ahora yo haría un cuento de ese cuento; algo así como un refrito con las cosas que le ha contado a una desconocida y las historias que servidora sabe de la protagonista de Sueños de Trapo y su familia, los Pereira Prado.

Son los mismos que se han criado en una gran casa de piedra que pueden divisarse desde casi todos los puntos de nuestra aldea; uno de esos hogares que huelen a leña de hogar, a flores frescas, a piedras con soleras; uno esos refugios con alma de los que os hablo tantas veces.

Doce hijos que tuvieron Agustina y Serafín han dado para que las ramas de ese árbol se hayan extendido  y multiplicado en numerosas historias que ahora continúan  fraguando nietos y bisnietos; todos ellos cosmopolitas ya, que acuden de temporada en temporada a beber en las raíces que el caserón de El Infiestu sigue manteniendo intactas. 

Todo empezó cuando la matriarca del clan comenzó a enseñar las letras a un minero portugués, que apenas había tenido tiempo de ir a las escuela, como una gran mayoría de los niños de finales del siglo XIX. Así fueron naciendo hijos e hijas que se criaron en un ambiente  religioso, no en vano tuvieron un tío ilustre  -el Padre Juan Padro- que se trató de tu a tú con el mismísimo Papa Jan XXIII y que fue uno de los teólogos más destacados de su tiempo, asimismo fundador de la actual biblioteca de Soto de Agues que lleva su nombre Pero la mentalidad conservadora de la familia nunca fue obstáculo para que en El Infiestu siempre hubiese un ambiente de solidaridad y comprensión para cualquier vecino que lo necesitase; un gen de la buena gente que continúa a través de sus herederos.

Cuando las chicas comenzaron a ponerse pantalones, las nietas de Rosaura Prado -madre de Agustina- se vestían a escondidas aquella prenda revolucionaria para las féminas, muy a disgusto de su abuela, todavía mujer de rosario y mantilla en las fiestas de guardar. Por otro lado, en Cuaresma, hacían escapadas al baile, aún en contra de las prohibiciones católicas tan arraigadas en el clan, por aquello de la rebeldía adolescente, y de las ideas que iban cambiando con los tiempos.  

Clara, la quinta después de una chica -Rosa María, que también fue madre de hermanos, hijos y algunos allegados-  y tres chicos, nació cuando las canciones de Concha Piqué salían por el único gramófono que había en el pueblo; mientras sus gentes tarareaban Tatuaje, a la par que tendían en los corredores, escogían el maíz por los minifundios de la Asturias rural o cuidaban el ganado. No era impedimento para los instantes alegres la hambruna de la posguerra,que  hacía estragos en la década de los 40, en un país dividido y atemorizado. Para paliar el hambre de sus hijos, Serafín les aprendió,entre otras cosas, a recolectar setas; un lujo ahora, y que por aquellos años era alimento casi prohibido para los lugareños, que miraban con asombro cómo el portugués era todo un avanzado en ciertas costumbres culinarias.

Como en todas las casas hubo enfermedades, tragedias -algunas de ellas muy recientes-, y un deseo común de una vida mejor porque, por muy feliz que haya sido el ambiente familiar, la escasez y la falta de comodidades era la nota común en las familias de tantos miembros. De ahí que, unos tras otros, y unos con la ayuda de los otros fueron emigrando España adentro, con la inmensa ayuda del "tío Juan", que amaba profundamente a su madre y hermana, de las que nunca se desvinculó, y cuyo cario siguió proyectando en su sobrinos mientras vivió.Yo lo recuerdo como el hombre de la sotana negra y unas grandes cejas arqueadas que visitaba a mi abuelo materno cuando regresaba al lugar donde nació, y del que partió la mayor parte de la familia Pereira para cumplir sus sueños.  Casualidades del azar, en el corazón de las paredes que vieron nacer a los hijos de Agustina y Serafín, años después el gran Campanela rodaría alguna escena de "Vientos de Agua", una película basada en las vivencias de otra familia, los Olaya (protagonizada por Héctor y Ernesto Alterio y Eduardo Blanco), emigrantes que hicieron un viaje de ida y vuelta, obligados por las circunstancias políticas y económicas de la Asturias de hace más de setenta años.

Clara cumplió su primer sueño cuando, siendo niña, los Reyes Magos, le trajeron una muñeca de trapo; después de desearlo mucho. Pero también llevó siendo niña la primera frustración: sus hermanos mayores rasgaron el vientre de la muñeca para comprobar que tenía dentro; travesura que aún pervive en los niños de hoy por aquello de la curiosidad. Desde entonces,  la segunda chica de los Pereira comenzó a comprender que la vida te da una de cal y otra de arena, y que frustrarse no la llevaría nunca a conseguir aquellos lujos que anhelaba de otras familias más pudientes para las que, sin embargo, el destino también tenía sus jugarretas.

La muerte del patriarca por la silicosis, la enfermedad de los mineros,  fue otra de las grandes penas que fueron acaeciendo en la familia del  caserón de piedra, junto con la alegría de ver crecer bellos e inteligentes a sus hermanos y hermanas, cada uno de los cuáles comenzaba a volar con sus propias alas, y en ese vuelo también estuvo Clara, que fundó en Madrid otro hogar igual de acogedor que la casa de la aldea, con su correspondiente marido, sus tres hijos y demás.

Muchas décadas después Clara nos visita a menudo conduciendo su propio coche, y con una vitalidad propia de las mujeres que se forjaron a medio camino entre unas raíces entrañables pero de escasez  y las posibilidades que da vivir en un mundo totalmente distinto al que un día dejó atrás; fue ese nuevo universo el que le brindó la posibilidad de poder comprarles buenos juguetes a sus nietos y una parcela cercana al huerto que en su día su padre no pudo comprar.

Internet también ha llegado a la casa de El Infiestu, y gracias a la Red de Redes, el mundo puede conocer algo más de la historia de una gran familia, cuya chimenea, al este de la aldea,  todavía alegra  los días de invierno y verano en esa ladera de la montaña,, recordándonos que siempre quedarán vidas de cuento y cuentos para la vida.





Nosotros los Pereira

Clara me ha traído un ejemplar de un cuento que  sobre su vida y la de su familia ha escrito una estudiante de periodismo. Convenimos en que ahora yo haría un cuento de ese cuento; algo así como un refrito con las cosas que le ha contado a una desconocida y las historias que servidora sabe de la protagonista de Sueños de Trapo y su familia, los Pereira Prado.

Son los mismos que se han criado en una gran casa de piedra que pueden divisarse desde casi todos los puntos de nuestra aldea; uno de esos hogares que huelen a leña de hogar, a flores frescas, a piedras con soleras; uno esos refugios con alma de los que os hablo tantas veces.

Doce hijos que tuvieron Agustina y Serafín han dado para que las ramas de ese árbol se hayan extendido  y multiplicado en numerosas historias que ahora continúan  fraguando nietos y bisnietos; todos ellos cosmopolitas ya, que acuden de temporada en temporada a beber en las raíces que el caserón de El Infiestu sigue manteniendo intactas. 

Todo empezó cuando la matriarca del clan comenzó a enseñar las letras a un minero portugués, que apenas había tenido tiempo de ir a las escuela, como una gran mayoría de los niños de finales del siglo XIX. Así fueron naciendo hijos e hijas que se criaron en un ambiente  religioso, no en vano tuvieron un tío ilustre  -el Padre Juan Padro- que se trató de tu a tú con el mismísimo Papa Jan XXIII y que fue uno de los teólogos más destacados de su tiempo, asimismo fundador de la actual biblioteca de Soto de Agues que lleva su nombre Pero la mentalidad conservadora de la familia nunca fue obstáculo para que en El Infiestu siempre hubiese un ambiente de solidaridad y comprensión para cualquier vecino que lo necesitase; un gen de la buena gente que continúa a través de sus herederos.

Cuando las chicas comenzaron a ponerse pantalones, las nietas de Rosaura Prado -madre de Agustina- se vestían a escondidas aquella prenda revolucionaria para las féminas, muy a disgusto de su abuela, todavía mujer de rosario y mantilla en las fiestas de guardar. Por otro lado, en Cuaresma, hacían escapadas al baile, aún en contra de las prohibiciones católicas tan arraigadas en el clan, por aquello de la rebeldía adolescente, y de las ideas que iban cambiando con los tiempos.  

Clara, la quinta después de una chica -Rosa María, que también fue madre de hermanos, hijos y algunos allegados-  y tres chicos, nació cuando las canciones de Concha Piqué salían por el único gramófono que había en el pueblo; mientras sus gentes tarareaban Tatuaje, a la par que tendían en los corredores, escogían el maíz por los minifundios de la Asturias rural o cuidaban el ganado. No era impedimento para los instantes alegres la hambruna de la posguerra,que  hacía estragos en la década de los 40, en un país dividido y atemorizado. Para paliar el hambre de sus hijos, Serafín les aprendió,entre otras cosas, a recolectar setas; un lujo ahora, y que por aquellos años era alimento casi prohibido para los lugareños, que miraban con asombro cómo el portugués era todo un avanzado en ciertas costumbres culinarias.

Como en todas las casas hubo enfermedades, tragedias -algunas de ellas muy recientes-, y un deseo común de una vida mejor porque, por muy feliz que haya sido el ambiente familiar, la escasez y la falta de comodidades era la nota común en las familias de tantos miembros. De ahí que, unos tras otros, y unos con la ayuda de los otros fueron emigrando España adentro, con la inmensa ayuda del "tío Juan", que amaba profundamente a su madre y hermana, de las que nunca se desvinculó, y cuyo cario siguió proyectando en su sobrinos mientras vivió.Yo lo recuerdo como el hombre de la sotana negra y unas grandes cejas arqueadas que visitaba a mi abuelo materno cuando regresaba al lugar donde nació, y del que partió la mayor parte de la familia Pereira para cumplir sus sueños.  Casualidades del azar, en el corazón de las paredes que vieron nacer a los hijos de Agustina y Serafín, años después el gran Campanela rodaría alguna escena de "Vientos de Agua", una película basada en las vivencias de otra familia, los Olaya (protagonizada por Héctor y Ernesto Alterio y Eduardo Blanco), emigrantes que hicieron un viaje de ida y vuelta, obligados por las circunstancias políticas y económicas de la Asturias de hace más de setenta años.

Clara cumplió su primer sueño cuando, siendo niña, los Reyes Magos, le trajeron una muñeca de trapo; después de desearlo mucho. Pero también llevó siendo niña la primera frustración: sus hermanos mayores rasgaron el vientre de la muñeca para comprobar que tenía dentro; travesura que aún pervive en los niños de hoy por aquello de la curiosidad. Desde entonces,  la segunda chica de los Pereira comenzó a comprender que la vida te da una de cal y otra de arena, y que frustrarse no la llevaría nunca a conseguir aquellos lujos que anhelaba de otras familias más pudientes para las que, sin embargo, el destino también tenía sus jugarretas.

La muerte del patriarca por la silicosis, la enfermedad de los mineros,  fue otra de las grandes penas que fueron acaeciendo en la familia del  caserón de piedra, junto con la alegría de ver crecer bellos e inteligentes a sus hermanos y hermanas, cada uno de los cuáles comenzaba a volar con sus propias alas, y en ese vuelo también estuvo Clara, que fundó en Madrid otro hogar igual de acogedor que la casa de la aldea, con su correspondiente marido, sus tres hijos y demás.

Muchas décadas después Clara nos visita a menudo conduciendo su propio coche, y con una vitalidad propia de las mujeres que se forjaron a medio camino entre unas raíces entrañables pero de escasez  y las posibilidades que da vivir en un mundo totalmente distinto al que un día dejó atrás; fue ese nuevo universo el que le brindó la posibilidad de poder comprarles buenos juguetes a sus nietos y una parcela cercana al huerto que en su día su padre no pudo comprar.

Internet también ha llegado a la casa de El Infiestu, y gracias a la Red de Redes, el mundo puede conocer algo más de la historia de una gran familia, cuya chimenea, al este de la aldea,  todavía alegra  los días de invierno y verano en esa ladera de la montaña,, recordándonos que siempre quedarán vidas de cuento y cuentos para la vida.





La vida sin ti


Me resulta increíble, pero ya han pasado dos meses desde que se agotara tu tiempo de descuento. También me parece mentira que hayamos sido capaces de seguir viviendo sin ti. Continuamos hablando, comiendo, riendo; incluso cantando bajito a veces, pero de rato en rato acude a nuestro corazón la certeza de que no volveremos a verte más y es entonces cuando se encoge el alma. De repente, invade esa tristeza de lo irremediable, esa melancolía de lo que no volverá a ser y nos topamos con la noche más oscura aún cuando en el cielo todavía brille el sol.

Hubieras disfrutado de este Noviembre soleado; el más seco desde hace mucho tiempo. Te imaginamos sentado donde siempre, con las montañas al frente y raramente solo, porque eran pocos los que nos se paraban  a charlar contigo. Estabas lúcido, con sentido del humor y esa fortaleza que atrapaste hasta el final, por lo que era entrañable y amena tu compañía. Todavía este sábado alguien me comentaba, hablándome de ti, el vacío tan tangible que dejan algunas personas. En su coche traía colgado un pequeño recuerdo hecho con tus manos que le habías regalado hacía unos meses y me sentí muy halagada de ese cariño hacia tu persona. Te podría contar que uno de tus amigos se resiste a volver a vuestro lugar de encuentro porque afirma no quedarle ya nada por allí; el otro se seca alguna lágrima cuando me ve. En ellos rememoro vuestras tardes jugando al tute y  aquellos chupitos que os tomábais como la travesura de unos niños octogenarios
No hemos sido capaces de volver a detenernos en esos programas de la tele que tanto te entretenían en los días del invierno y en tantas horas como estuviste prisionero de tu enfermedad; la misma que te impedía moverte sin causarte un gran dolor y te llevaba a soñar que eras el hombre ágil que un día fuiste. No he vuelto a coger una manzana sin que me acuerde de que eran tu engaño más llevadero para el  hambre, que te recomendaban controlar por prescripción facultativa, aunque la recomendación solías saltártela un día sí y otro también por aquello que decías de "morria Marta, morria farta". Qué decirte de tus comidas preferidas. El arroz con pollo ya nunca más será para mi un plato normal y creo que seré incapaz de probar el turrón blando esta Navidad.

Te contaré también que este fin de semana ardió París. Una gran tragedia, procedente del semillero del odio, los fanatismo y las venganzas, segó la vida de muchos inocentes. La culpa se discute en las altas y las bajas esferas, enfrentando opiniones, pero el caso es que las víctimas siempre suelen ser las que nunca tomaron parte en el conflicto. No pinta nada bien la cosa, y hay quien habla de una guerra difícil de atajar. Yo miro a tus nietos y a sus amigos y pienso que se merecen, cuando menos, un mundo en paz. Se habla del artículo 42 de la Unión y del cambio de Constituciones.Pero los prohombres, de muchos lados, que dirigen esos hilos invisibles no están a la altura de la buena voluntad de la gente de a pie, que pide, como decía el poeta, "la paz y la palabra"; único camino para frenar la barbarie y atajar la espiral de los odios y la violencia. 

Por las redes sociales seguimos compartiendo paisajes -especialmente guapos los de este mes de Noviembre-, noticias, canciones, frases, felicitaciones, eventos y todas esas cosas que antes solían hacerse por otros medios, pero que ahora acercan en el tiempo y la distancia. En el mes contra la violencia de género,  éste en el que tu cumplirías años, también se celebra el Día de la Tolerancia. Bonita palabra para terminar hoy querido padre; creo que sin usarla nunca textualmente tú me has enseñado a ejercerla.

Hasta otro momento, en el que vuelva a hablarte del paso de nuestros días, aún cuando en el tintero me vayan quedando esos hechos difícilmente perceptibles que van haciendo que ya nunca más seamos los mismos. Sabes que pocas cosas más que escribir sé hacer bien, aunque para ti siempre seré la más buena, la más guapa y la más lista. Nada particular respecto a los sentimientos de todos los padres; y lo que nos hace únicos en el mundo.Que no se te olvide seguir mirándonos con tu sonrisa socarrona desde esa luna o desde una de esas estrellas, que las noches de este otoño brillan más que nunca.


domingo, 25 de octubre de 2015

Había una vez unos premios con nombre de princesa

Cuando el sonido con que las gaitas asturianas que amenizaron el pasado viernes el desfile de los Premios Princesa ya quedó fundido con las  hojas secas del Paseo de los Álamos, la polémica surgida alrededor de la ceremonia de entrega de galardones también comienza a diluirse esta tarde de domingo.No voy a entrar en si los fastos son excesivos o quién debería financiarlos; solo me limitaré a citar la gran frase de Machado: "¿Tú verdad?. No, la la verdad. Y ven conmigo a buscarla... ".

Os cuento, sin embargo, que desde las vallas instaladas por los puntos estratégicos de la capital de Asturias, cada una de los millares de personas presentes anteayer en el espectáculo de la pasarela de los Premios con nombre de princesa sacaba su propia lectura a juzgar por las actitudes, las caras y los comentarios. Cada quien se fijó en su famoso favorito, el buen maquillaje de galardonados e invitados, los coches caros y los trajes de buen corte -qué decir de los moños perfectos y los tacones interminables de las invitadas- o en otros detalles físicos y estéticos, porque para eso estaban allí, aguantando el tipo durante horas. Alguien susurraba a mis espaldas que algunos y  algunas parecían  haber sido vestidas por el enemigo: :faldas demasiado cortas, melenas excesivas, pantalones mal medidos.... en contraste con la elegancia de otros y otras desfilantes. Enfín, esas cosas que solemos comentar por aquello del cotilla que todos llevamos dentro. Incluso hubo alguno que  invocó al jamoncito de crianza que, a buen seguro, les estaría reservado a los elegidos; tal vez un poco resentido por no haber sido invitado a la cena a la que acudirían con posterioridad a la entrega de trofeos. Porque no era momento para ponerse a hablar de las excelencias de los premiados, aunque fuera lo esencial.

Asimismo, me hago eco de la incoherencia que suele darse en actos de esta naturaleza. Personas declaradas antimonárqiucas han de estrechar la mano real por aquello del protocolo, la educación y la cortesía, y viceversa. Contradicciones de las que tampoco estamos exentos los del otro lado de la barrera, con lo que me viene al pensamiento aquello que dice mi amiga  María:"¡qué aburrida sería la vida si no cometiéramos algún desatino!" Por otro lado, he de confesaros que ese tiempo en que que estuvimos contemplando la muestra de autoridades políticas, científicos, periodistas, y demás personalidades viajé al pasado histórico cuando el pueblo llano esperaba la llegada de sus reyes a caballo a golpe de vítores y frases de admiración, aún cuando no tenían que llevar para comer a sus hijos y los harapos se les caían a trozos. No es el caso, pero la asociación de ideas hace malas pasadas.

En la cálida tarde del viernes -los hay que tienen suerte hasta con el tiempo- también sonaban lejanos los pitos de los manifestantes, que en la Plaza de La Escandalera reivindicaban la República y hacían notar su bandera a esas horas del ocaso. Pero, afortunadamente, la paz fue el camino para los pros y los contras. Tal vez porque la música amansa las fieras, cuando todo casi había terminado,  el otoño continuaba meciendo las arboledas del Parque San Francisco a ritmo de ancestrales melodías, y el gran público se iba retirando - es posible que después de haber brindado con sus amigos de carne y hueso con una copita de mistela- mientras comentaban si Letizia estaba guapa aunque muy delgada, el Rey mejor sin barba, Juan Ramón Lucas  más canoso, Rosa María Calaf  rejuvenecida, Urdaci muy cambiado, Sandra Ibarra una auténtica modelo, Pedro Duque como siempre, etc... Los que madrugaron para coger mejores puestos, vieron más de cerca a los entrantes al Campoamor, y a buen seguro que les habrá llegado mejor el  halo mítico de Ford Coppola, la humanidad del Padre Ángel, la  natural compostura de la reina madre, y demás.

Pero yo quisiera quedarme hoy  para mi blog con un detalle que no me ha pasado desapercibido: el de la calidez humana. La nota de humildad fue puesta por algunos de los que  que desfilaron por la arteria de Oviedo. Fueron aquellos que  se detuvieron a hacer un gesto de cariño a tantos músicos de la tradición como los arroparon en su camino; fundamentalmente a los niños y niñas, ajenos a lo que seduce de la apariencia pero emocionados porque personas importantes caminaban en paralelo a sus gaitas, tambores y estandartes. El Presidente y Fundador de Mensajeros de la Paz fue uno de ellos. "Ni monárquicos ni republicanos, solo gaiteros", como pudo leerse en algún medio de comunicación. Bienvenidos a los días más cortos reyes y reinas de vuestras casas...

viernes, 9 de octubre de 2015

Todas somos tú

Nunca, hasta estos últimos meses había prestado atención a esas tiendas. Suelen estar ubicadas en el epicentro de las ciudades y muestran sus productos de escaparate con la clase de las gourmet. Son las que ofrecen pelucas, turbantes, postizos,  pañuelos con flequillos  incorporados, coquetos sombreros y unos gorros que recuerdan la elegancia de una Grace de Mónaco, por evocar algo un tanto frívolo para comenzar. Aunque, no creáis, vivir con ligereza y alegría es difícilísimo.

Respirar de cerca la historia de los tratamientos que llevan incorporada la caída del pelo te conduce a observar otras realidades que nos pasaban desapercibidas o que mirábamos de refilón. Los pronósticos médicos auguran que siete de cada diez mujeres padecerán cáncer de mama. Pero, como la mayoría de los grandes problemas, hasta que no lo palpamos en carne propia o a escasos centímetros de nuestra piel  aparcamos el tema a una distancia más cómoda. Una mañana cualquiera esa realidad más que posible  se nos vuelva muy cercana y tratamos de tú a tú el tema de la peluca, el cansancio, las náuseas, los bajones anímicos, la superación de una circunstancia adversa... 

Por otro lado, cuando la situación que padecen millones de mujeres en el mundo se nos hace amiga, también entendemos que es posible desdramatizar y sacar la parte jocosa hasta del mismísimo infierno. En este octubre que ya denominan el mes del rosa,  especialmente me acuerdo de una de esas personas, casi hermana, que atraviesa la experiencia de vivir el "protocolo" del cáncer de mama. Con ella, que tiene un gran estilazo para vestidos, complementos y demás artes de la decoración, bromeamos diciéndole que con tal de que la comparemos con Angelina Jolie ya no sabe qué hacer. Lo cierto es que luce su nuevo look como una estrella de cine y encara la enfermedad con optimismo. "No queda otra", se justifica ella, quitándole importancia a su coraje. Aunque presiento que los malos momentos se quedarán siempre en su intimidad. Quienes compartimos una parcela de su mundo, mientras tocamos madera e intentamos calzar sus zapatos, la acompañamos en la travesía; convencidas de que la unión hace la fuerza, y que todo esto pasará...


lunes, 5 de octubre de 2015

Ellos, que también planchan

Fantaseaba, como suele ser habitual en mí, sobre la posibilidad de ser columnista o articulista -no soy exigente- en una de esas revistas de fin de semana que acompañan a los grandes periódicos de tirada regional o nacional. Ya sabéis, los magazines que solemos leer las mañanas de los domingos acompañando al segundo café, hacia la hora del vermouht con cuidado de que no nos salpique el caldo de las aceitunas; o ya por las tardes, cuando la alegría dominguera comienza a tornarse en melancolía por ese no se qué tristón que suelen tener los atardeceres de los días festivos. Sin tratar de llegarle a la suela de los zapatos a Almudena Grandes, Manuel Vicent, Pilar Eyre, Ángeles Caso, Juan José MIllás, Rosa Montero, Javier Marías, Elvira Lindo, Boris Izaguirre, etc...tampoco creo que una no sirva  para narrar la vida con cierto estilo. Al fin y al cabo, todos ellos nos cuentan cosas de lo más cotidiano.

Cómo así no podría escribiros que la luz del mediodía me impide ver bien la pantalla del ordenador, al igual que le ocurre a Daniel Córdoba-Mendiola, sentada desde el restaurante Le Pain Quotidien de Londres; claro que lo de comer en una terraza delante del Institut Francais londinense ya será para el próximo verano o para dentro de unos cuantos más, sino para una futura reencarnación. Más real aún -posible por la coincidencia de sentimientos y paisajes- sería emular a Ángeles Caso titulando a una de sus columnas "Frustración", mientras narra lo bello de un atardecer: imperfecto: "...Vi juguetear las golondrinas y escuché en medio del silencio el canto del algún pájaro refugiado ya en los árboles... La vida debería ser siempre así, pensë". . 

Enfín, que imaginaba cual sería mi artículo para el próximo fin de semana mientras observaba cómo un vecino de patio -un señor en esa edad que puedes calcular entre los cincuenta y pico y los setenta según te haya tratado la vida, tu genética y tu amor propio- planchaba con esmero un lote de ropa. Juro que no fue un acto de cotilleo -aunque todos llevemos un cuentista dentro más o menos maligno- simplemente o cerraba los ojos para tender la ropa de color que aumenta considerablemente después del fin de semana o era inevitable quedarme con esa estampa evolutiva de la igualdad de género. Cuando volví a la ventana de la misma habitación a pasar la bayeta húmeda por el  pollete -las palomas no dan tregua- volví a encontrarme con el susodicho pasando la fregona por el suelo de la cocina que desde mi punto de vista ya se veía impoluto, para posteriormente baldear el trozo de patio que alcanzó con el agua restante y que llegó a mi pituitaria con un inconfundible aroma a pino y limón.

Quiero decir con todo esto, a propósito también del aniversario del voto femenino en nuestro país que estos días se conmemora y que nos lleva a reflexionar sobre el avance de las libertades femeninas,  que sí hemos cambiado. No es que haya que poner ninguna medalla al varón planchante, pero hay imágenes más esclarecedoras que muchas declaraciones de intenciones. El caso es que las camisas le estaban quedando perfectas -para observar esto reconozco que estiré el cuello algo más de lo necesario- y el vestido de lino de su señora -tal vez ya para retirar en el armario para la próxima temporada- colgaba de una percha como recién sacado de la tintorería.

Como, desde aquí no nos escucha nadie, os contaré que mi mejor amiga, de recién comenzada la vida en pareja, apenas sabía cocinar y hubo de tener de maestro a su marido. El único plato en el que ella le superaba era en la elaboración de las croquetas, por lo que se negó a enseñárselo a su santo, sabe Dios por qué extraños razonamientos del alma femenina. Que conste que eso fue hace mucho tiempo, y ahora ella cocina cualquier cosa y él ya la aventaja con la bechamel...

viernes, 2 de octubre de 2015

Colores de Octubre

Dice Pepa Bueno que empezó Octubre con vientos del Sur y aires del Norte. En nuestro país el debate sobre el independentismo catalán parece ser el huracán más poderoso. El tema de los refugiados continúa siendo la asignatura pendiente de toda Europa. El AVE que no llega ni se le espera de momento en Asturias y el uso de los fondos mineros suponen otro motivo de controversia política en nuestra región. En el capítulo de corrupciones, el caso Rato; otra presunta demostración deque la avaricia rompe el saco. En los tribunales nuevamente la crónica de Asunta Basterra, donde desubican las frías declaraciones del padre de la desafortunada víctima y la pasmosa pasividad de la figura materna,con el Orfidal como elemento sospechoso de un crimen aún por dilucidar. En las cosas del corazón, la saga de las Campos copa casi todas la portadas de la prensa rosa:; acompañarán a la hija de la Jurado en la celebración de su nueva boda. Los hay que no escarmientan. Enfín, mejor que el amor siga siendo testarudo a pesar de los pesares. En temas de humor -el más inteligente de los sentidos- un Goya de honor para Mariano Ozores. Nos llegaron también por estas Redes noticias de una tragedia más cercana, a la que pusimos nombres y apellidos, y que nos ha entristecido aún más esta semana. La muerte digna vuelve a ser objeto de debate y cuesta creer que alguien no esté de acuerdo con el derecho de dejar este mundo con el menor dolor posible y la máxima dignidad.Por lo demás, pienso más que nunca en el dicho que uno no deja de ser un niño mientras tenga un padre a quien acudir. Será por eso que tengo la sensación de que algo ha cambiado para siempre en mí.

Apenas dos tardes me ha llevado leer el libro de Pilar Eyre, Mi color favorito es verte. He de reconocer que con el morbo añadido de que la periodista asegura que es su historia real. Sin embargo, supongo que algo de ficción habrá intercalado en la narración de su aventura, por aquello de que lo que se recuerda es más de lo que se vive; amén de que un poco de imaginación siempre adorna los hechos y hace más atractiva una vivencia. Pero entretiene la novela de una señora rondando los sesenta que vive una intrigante historia de amor con un hombre mucho más joven envuelto en el misterio. Es oxigenador también  leer con qué naturalidad la escritora asume fumarse un porro de cuando en cuando, en esa edad ya en que uno no se pierde tan fácilmente. Asimismo.Pilar  nos deja constancia de que confesar determinadas intimidades deja patente  que el pudor es relativo según se tengan veinte, cuarenta o sesenta, haciéndola más cercana a pesar de sus logros periodísticos y literarios. Anima que nos recuerden que uno puede vivir plenamente en cualquier etapa de su vida si las circunstancias son propicias. No quiero destrozar el final, pero os podéis figurar cómo terminan estos cuentos de amor imposibles.

Por otra parte, empieza el tiempo de darse de bruces con la realidad y sentir el dolor de pensar que ya nunca más veremos a esa persona tan importante en nuestra insignificante vida; porque apenas hormiguitas somos vistos desde el cómputo del universo. Aunque bajo la lupa de nuestra individualidad cada objeto personal suyo produce una nostalgia casi física en mi corazón. Tengo miedo a que se me borre su olor, su risa, su voz... e intento atraparlos cada día. Los psicólogos le llaman duelo, y dicen que esa pena primera va pasando. Pero hasta me produce angustia la posibilidad de que el tiempo consiga que el recuerdo no haga daño...

Buen fin de semana, el mes de los colores cálidos ha vuelto ajeno a las nuevas ausencias y las noches se hacen más largas sin importarles que eso incrementa muchas penas..Octubre, sin embargo, siempre supondrá  la llegada de nuevas vidas a mi casa, y el olor a mandarina me recuerda que en todo momento hay algo por lo que seguir rodando.

lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Qué es un refugiado, mami?




“Los abuelos, tu sobrina, Lola y Ernesto, tu vestido favorito, el agua fresca, la vecina del quinto, tu desayuno calientito, las fiestas de tu calle, Pepita, el sol y tus amigos… todo, absolutamente todo desaparece si te conviertes en refugiado” 
(Campaña 2003/04 en radio y televisión del comité español del ACNUR)


Por circunstancias de la conciliación familiar me vi en la necesidad de llevar a mi hijo pequeño a una reunión en la que se trataba el estado de los proyectos y protocolos para con los millones de refugiados que esperan a las puertas de Europa. "¿Qué es un refugiado, mami?". Son esos seres humanos que huyen de sus países para alejarse de guerras, hambres, persecuciones políticas y demás miserias. Nada como la sencillez de una respuesta, sobretodo si va dirigida a los niños, capaces cuanto menos edad de ver la simpleza de las cosas con la claridad de quien no se anda por las ramas: "En nuestro país hubo un tiempo en que también se fueron muchas personas en las mismas condiciones. Tú los has visto es esas películas que a veces miramos juntos, y  que tanta rabia e impotencia nos despiertan..Siempre preguntas ante tanta desolación que si no había ningún héroe para defenderles, y yo trato de hacerte comprender que los héroes solo existen en la ficción; si acaso se convierte en algo poderoso y real la voluntad de muchas personas por hacer un mundo mejor y la enseñanza de experiencias pasadas". O allgo parecido creo que te conté

Esa espina siempre inoportuna del refugiado remueve ahora planes e itinerarios  que Europa en general y España en particular no sabe bien cómo programar sin que el dolor no sea muy grande. Vamos,que pobrecitos niños con ojos hambrientos, mamás con miradas desesperadas,  jóvenes sin futuro, hombres y mujeres impotentes ante todo y viejos con algo más que sus años a cuestas. Pero el problema de su reubicación le está viniendo grande a este primer mundo que, avisado desde hace varios años de estas oleadas de seres humanos en busca de protección, no acababa de creérselo y pecó por falta de previsión. Y luego, esa foto impactante de un niño muerto en una playa, que ha removido más conciencias que todo un archivo de datos; no sé si por aquello de que una imagen vale más que mil palabras o porque necesitamos de la evidencia más dura para entender. Pero, acostumbrados como estamos a la inmediatez de la imagen de tragedias lejanas,el olvido no tarda en llegar, volviendo a la vieja retahíla de que bastante tenemos para nosotros...

Ahora apura el tiempo para que las cosas sigan su curso sin alterar la paz, la economía y la convivencia de los europeos,unos más reacios que otros a compartir su territorio con extranjeros que no conocerán su lengua, sus tradiciones ni sus dioses.Hay que hilar fino para que los repartos se desarrollen con profesionalidad,y dejar en manos de los expertos en estas situaciones los pasos a seguir. Porque son admirables los gestos de quienes voluntaria y personalmente les ofrecerían un cuarto en su casa o uno de sus pisos vacíos, pero la experiencia dice que ese no es el camino. Aunque suene poco romántico, no debemos olvidar que la visita y la pesca a los tres días apesta, y lo que hoy es un acto de solidaridad altruista mañana se puede convertir en un callejón sin salida. Mejor prever las ubicaciones con un buen análisis de presente, pasado y futuro, las correspondientes circunstancias socioculturales y personales de los que buscan asilo y después bienvenidas sean todas las facilidades para mejorar su situación, digna de compasión y merecedora de una oportunidad en cualquier caso. Así se evitará, en la medida de lo posible, cualquier tentación hacia la xenofobia,la incomprensión y el hastío. Nada que pueda parecer una limosna, sino un acto de justicia.

En el capítulo de datos, voy recopilando algunos que desconocía (yo solo sé que no sé casi nada): ¿Sabíais vosotros que los niños africanos albinos son perseguidos en sus países porque se les atribuyen ciertos elementos mágicos supersticiosos por su condición diferente, con lo que deben eliminarse para que la mala suerte no afecte a la Comunidad?.¿Que los sirios cristianos son especialmente acosados en su tierra o que una de cada cuatro mujeres es sometida a violaciones, casamientos forzosos o secuestros en algunas naciones en guerra?  Por otro lado es importante recordar, a modo de comparación, que una manta térmica o una botella de agua envasada es todo un lujo para un refugiado... Y de paso, recordar una canción http://youtu.be/D5wedbFQq5k

Por lo demás, una reflexión sobre la importancia de tener un refugio -bonita palabra, por cierto- a donde dirigirse en caso de un naufragio de cualquier modalidad..Al fin y al cabo todos en algunos momentos somos, hemos sido o seremos refugiados de algo. Quién no ha buscado en un abrazo, una palabra de aliento, una sonrisa franca o una mirada segura el cobijo para sus angustias. Esa búsqueda de la que no está libre ningún individuo y que nos bastaría para comprender a quienes además de esas guaridas personales tienen en juego su vida, la de sus hijos y la de su pueblo. Nada como este texto para entender la importancia de hacerles la vida menos difícil : En la mayoría de los casos, es suficiente con un simple buen gesto.“Cuando te encuentres con un refugiado, imagínate cómo se debe sentir. Y en vez de darle la espalda, ofrécele una sonrisa. Tal vez no parezca gran cosa. Pero para un refugiado puede serlo todo”
(Carteles de La Agencia de la ONU para los Refugiados)


Fotografía 1: Refugiados españoles de la Posguerra despidiéndose de sus familias;muchos de ellos para siempre.
Fotografía 2:  En una jornada sobre la atención a las personas refugiadas, organizada por el Principado de Asturias,la Federación Asturiana de Concejos, la Coordinadora de ONG del Principado de Asturias y la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

El poder de la solidaridad

  • "Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo"Eduardo Galeano


"Caminábamos juntos para sentir que compartíamos el aire, el ruido del río, el olor de la tierra, la sombra de las montañas. Sembrábamos de palabras cada recodo del camino y teñíamos de sueños cada minuto que avanzábamos. Porque la solidaridad de otros pasos cercanos y de otras manos extendidas es la mayor muestra de ternura y la fuerza más poderosa... " B. R.

Hoy una caminata corta para invitaros a todos y a todas a participar en la Carrera Solidaria de la Mujer que se celebrará en Sobrescobio el próximo 18 de Octubre.  Andarines y corredores compartiendo nueva senda por una causa que de un modo u otro nos atañe a todos. Además de los beneficios materiales, sentir que estamos arropados en cuerpo y alma por nuestros semejantes cuando luchamos por un problema que tambalea nuestras vidas nos da impulso para enfrentarlo, Hoy por ti y mañana por mí o uno para todos y todos para uno, que dirían los famosos mosqueteros. 

El trayecto Soto de Agues-Rioseco será el próximo escenario de esa solidaridad femenina que, a buen seguro, contará también con la participación de nuestros chicos porque hace mucho que el rosa ya no es excluyente.  

Allí nos veremos esa mañana de Octubre, cuando el manto del Parque de Redes ya estrenará sus nuevos colores de otoño. Un pretexto más para reencontrarnos en Sobrescobio y compartir pasos y palabras. Esperemos que el tiempo también sea solidario; de lo contrario danzaremos bajo la lluvia... Siempre nos quedará un Plan B.









jueves, 17 de septiembre de 2015

¡Ahora vuela...!

A mi querido padre, que ha jugado su última partida con el coraje y la dignidad que puso en todas las cosas de su vida.

Se aproxima el Día del padre y más que nunca comprendo la famosa frase de que "un@ no deja de ser niño mientras tenga un padre al que acudir".  Seis meses después de esto que había escrito como la única oración en la que creo; la del recuerdo, el amor y la bondad, actualizo mi entrada. Poco que añadir a mis palabras, salvo que este año la primavera ya no será la misma porque nos falta él para disfrutar de esos rayos que calientan más las mañanas y hacen más alegres los atardeceres. Nos falta para preguntar si habrá muchas truchas en el río, ahora que se aproxima la pesca -una de sus aficiones favoritas mientras que la salud se lo permitió- y para comer un buen plato de arroz con pollo el día de San José, su manjar favorito.Precisamente hoy tenemos ese menú en nuestra mesa. Pero, aunque ya nada pueda ser igual, los cerezos están a punto de florecer, y el tuyo también.

En los últimos años años, cuando ya tu enfermedad te impedía moverte con normalidad, me decías muchas veces que soñabas con que caminabas ligero por tus prados más empinados y que casi podías correr por los montes que te vieron nacer. "Para eso están los sueños; para vivir imposibles", te respondía yo.

Nunca pensé que pudiera enfrentar con tanta paz verte marchar para siempre. Me reconfortaba acariciar cada día de este tiempo de descuento la cicatriz de tu frente morena, tus manos huesudas, y siempre con dolor en los últimos años. ¡Ay esas manos que empuñaron el pico en la mina, la guadaña en el campo, los enseres de carpintería e incluso la paleta de albañil! Dedos largos y hábiles que tantas truchas han pescado por el Río Alba, y rápido aprendieron el arte de jugar a los bolos, en los que fuiste un campeón con la zurda. Me entristecía mucho oírte decir: "ya nun valgo pa ná", cuando te pedían que les hicieses una demostración en el juego asturiano por excelencia.

Salió el arcoiris nada más irte ese miércoles ya inolvidable de Septiembre, como si quisieras decirnos que la vida tiene un color cada día.  A buen seguro que sacarías el genio si nos vieses lamentarnos más de la cuenta. Y sé, autónomo como siempre fuiste, que sólo nos pedirías que cuidásemos de la persona que más te echará de menos y que tanto te cuidó a ti,mi madre.  La misma que, poco dada a hacer confidencias y sufrida como pocas, nos cuenta ahora que tu le comentabas que lo que más sentías de morirte era por tus dos nietos.  

Yo, poco confiada en lo que habrá más allá, nunca necesité tanto creer como ahora en cómo los recuerdos son lo único que nadie puede arrebatarnos. Asimismo, estoy segura de que habremos de sentirte en cada suplo de viento en otoño, en la nieve que tanto te gustaba contemplar desde tu chimenea, en los primeros brotes de la primavera y en las cálidas tardes de los verano; cuando te sentabas a comer un helado a la sombra de vuestra casina verde, ignorando las amenazas de la gota y el colesterol, sacando a menudo esa retranca que siempre te caracterizó y que tanto nos ayudaba a desdramatizar muchos momentos

Si algo bueno han tenido estos días de despedida ha sido la constancia de que hay personas que nos aprecian de verdad, y haber conocido a otras que ya forman parte de las que se quedarán para siempre en nuestras vidas. A todas ellas quiero agradecerles desde aquí haber estado presentes de múltiples maneras.

Nos has dejado bien dicho que el día que llegase tu hora no querías ningún tipo de duelo ni de ceremonia. Y así estamos respetando sus deseos, ¡cómo para llevarte la contraria!. Lo que no implica que sean bienvenidas todas las muestras de afecto que recibimos.

Vuela ahora a donde te apetezca, querido padre, libre de dolores y de penas. Sigue jugando esas partidas de tute que te hacían olvidar tus males algún que otro domingo y permítete ya sin sentirte culpable el lujo de un chupito de whisky, con el que tus amigos de tertulia -que ya te extrañan desde hace días- brindarán y te recordarán. "Nada que lamentar, ya taba el camín andau", seguro que les dirías. Nosotros te prometemos no olvidarte y nos esforzaremos por ser dignos de pertenecer al tronco de ese roble protector que siempre has sido.




¡Ahora vuela...!

A mi querido padre, que ha jugado su última partida con el coraje y la dignidad que puso en todas las cosas de su vida.

Se aproxima el Día del padre y más que nunca comprendo la famosa frase de que "un@ no deja de ser niño mientras tenga un padre al que acudir".  Seis meses después de esto que había escrito como la única oración en la que creo; la del recuerdo, el amor y la bondad, actualizo mi entrada. Poco que añadir a mis palabras, salvo que este año la primavera ya no será la misma porque nos falta él para disfrutar de esos rayos que calientan más las mañanas y hacen más alegres los atardeceres. Nos falta para preguntar si habrá muchas truchas en el río, ahora que se aproxima la pesca -una de sus aficiones favoritas mientras que la salud se lo permitió- y para comer un buen plato de arroz con pollo el día de San José, su manjar favorito.Precisamente hoy tenemos ese menú en nuestra mesa. Pero, aunque ya nada pueda ser igual, los cerezos están a punto de florecer, y el tuyo también.

En los últimos años años, cuando ya tu enfermedad te impedía moverte con normalidad, me decías muchas veces que soñabas con que caminabas ligero por tus prados más empinados y que casi podías correr por los montes que te vieron nacer. "Para eso están los sueños; para vivir imposibles", te respondía yo.

Nunca pensé que pudiera enfrentar con tanta paz verte marchar para siempre. Me reconfortaba acariciar cada día de este tiempo de descuento la cicatriz de tu frente morena, tus manos huesudas, y siempre con dolor en los últimos años. ¡Ay esas manos que empuñaron el pico en la mina, la guadaña en el campo, los enseres de carpintería e incluso la paleta de albañil! Dedos largos y hábiles que tantas truchas han pescado por el Río Alba, y rápido aprendieron el arte de jugar a los bolos, en los que fuiste un campeón con la zurda. Me entristecía mucho oírte decir: "ya nun valgo pa ná", cuando te pedían que les hicieses una demostración en el juego asturiano por excelencia.

Salió el arcoiris nada más irte ese miércoles ya inolvidable de Septiembre, como si quisieras decirnos que la vida tiene un color cada día.  A buen seguro que sacarías el genio si nos vieses lamentarnos más de la cuenta. Y sé, autónomo como siempre fuiste, que sólo nos pedirías que cuidásemos de la persona que más te echará de menos y que tanto te cuidó a ti,mi madre.  La misma que, poco dada a hacer confidencias y sufrida como pocas, nos cuenta ahora que tu le comentabas que lo que más sentías de morirte era por tus dos nietos.  

Yo, poco confiada en lo que habrá más allá, nunca necesité tanto creer como ahora en cómo los recuerdos son lo único que nadie puede arrebatarnos. Asimismo, estoy segura de que habremos de sentirte en cada suplo de viento en otoño, en la nieve que tanto te gustaba contemplar desde tu chimenea, en los primeros brotes de la primavera y en las cálidas tardes de los verano; cuando te sentabas a comer un helado a la sombra de vuestra casina verde, ignorando las amenazas de la gota y el colesterol, sacando a menudo esa retranca que siempre te caracterizó y que tanto nos ayudaba a desdramatizar muchos momentos

Si algo bueno han tenido estos días de despedida ha sido la constancia de que hay personas que nos aprecian de verdad, y haber conocido a otras que ya forman parte de las que se quedarán para siempre en nuestras vidas. A todas ellas quiero agradecerles desde aquí haber estado presentes de múltiples maneras.

Nos has dejado bien dicho que el día que llegase tu hora no querías ningún tipo de duelo ni de ceremonia. Y así estamos respetando sus deseos, ¡cómo para llevarte la contraria!. Lo que no implica que sean bienvenidas todas las muestras de afecto que recibimos.

Vuela ahora a donde te apetezca, querido padre, libre de dolores y de penas. Sigue jugando esas partidas de tute que te hacían olvidar tus males algún que otro domingo y permítete ya sin sentirte culpable el lujo de un chupito de whisky, con el que tus amigos de tertulia -que ya te extrañan desde hace días- brindarán y te recordarán. "Nada que lamentar, ya taba el camín andau", seguro que les dirías. Nosotros te prometemos no olvidarte y nos esforzaremos por ser dignos de pertenecer al tronco de ese roble protector que siempre has sido.




lunes, 31 de agosto de 2015

Apurando agosto

Yo quiero que Dios me dé derecho de réplica en el Juicio Final... Y me va a oír”  (Andrés Aberasturi)


Se despide agosto algo tristón en Asturias. El orbayu se ha hecho sentir de nuevo por nuestra tierra verde y el verano llega a su tramo final con esa melancolía que ya nos es familiar a fuerza de repetirse. Las vacaciones estivales de 2015 han sido tan distintas como iguales a otras épocas veraniegas. Todas son como tú, pero no te pareces a ninguna, como dice la letra de la canción. Desconectada de las redes sociales por fuerza mayor, me desintoxiqué así de los Sálvame virtuales y otras drogas menores. Con el teclado de nuevo entre  las manos  revivo la crónica de mi verano personal. Ya que servidora tiene un blog, aprovecho para convertir en información esas pequeñas cosas que nos suelen suceder a los humanos. Al fin y al cabo todos tenemos una novela para contar, que diría Isabel Allende; al menos un buen capítulo, añadiría yo si la escritora chilena me dejase intervenir en su página de Facebook.

Una mañana de este mes que hoy termina,  cuando intentaba servir de ayuda a la concejala de cultura de Sobrescobio en la Ginkana que cada verano prepara con éxito para los niños dentro de la Semana Cultural del municipio, conocí personalmente al famoso periodista Andrés Aberasturi. Y eso sí que es una gran noticia. Vivaracho y campechano, a la par que hombre de apariencia menuda y con gesto de ir por la vida un poco excéptico de todo, no nos ha defraudado a los coyanes y coyanas que tuvimos el gusto de tratarle en distancia corta. Es sencillo y amable, dos cualidades que valoro y reclamo en cualquier persona. Contemplaba el presentador a los chicos que  buceaban entre harina en busca de caramelos que puntuasen su prueba como si fuese el espectáculo más divertido que hubiese visto jamás; mientras los adultos dudábamos si el hombre que teníamos tan cerca sería el presentador de La tarde o No es un día cualquiera. En el caso de Andrés se cumple el dicho de que cuanto más vale un hombre, menos lo da a entender. Claro que siendo amigo de otra gran persona, Fernando, el conseguidor de que Aberasturi, urbanita de pro, aterrice de cuando en cuando en Villamoréi, y con quien comparte penas y alegrías personales desde hace años, era de suponer que no desencantaría su trato. No fue un día cualquiera

Por lo demás, nuestros niños han seguido bañándose en las aguas cristalinas de nuestro paraíso perdido en el río Alba y hemos visitado el mar desviando hacia ese Occidente que nos queda algo alejado a los asturianos del "ye". Vivimos festejos variados, asimismo que buscamos unos cuantos pretextos para juntarnos alguna que otra tarde a compartir camino y mesa  por aquello de qué sería la vida sin unos amigos con los que reír y olvidarnos de la cara menos amable de la vida que, por supuesto la hay y nos va dando bofetadas en diferentes versiones. A propósito de las celebraciones, comparto la tendencia de mi amigo Jacinto,quien me confesaba hace unos días, allá por las fiestas de San Ginés, que ya le están empezando a gustar más las comidas diurnas y las charlas tranquilas que las algarabía nocturnas. Todo pasa y todo queda, comentábamos con algo de nostalgia mientras observábamos a nuestros retoños que disfrutaban de la esencia de la fiesta,transportándonos a nuestros años más ingenuos. ¡Cómo hemos cambiado!, aunque no podemos negar que se nos sigue balanceando el cuerpo cuando  escuchamos el recurrido Vals de las Mariposas.

A todo esto, me viene al pensamiento lo de la teoría del desencanto, el chasco, y sus otros cinco sinónimos. Deben de ser cosas de la edad, pero cada año aparece una desilusión nueva y más aumentada. De ahí la importancia de que nos enseñen a frustrarnos desde bien pequeños. La del chasco debería ser una asignatura importante desde los primeros años de escuela. Aprendiendo a frustarse con positividad, uno aprende a vivir mejor. Y nadie está a salvo, por benévola que le sea su historia, de un desengaño de amor, de amistad, de destino o de nuestro propio yo, que es el mayor enemigo.

Hablando de hastíos, los ricos también lloran. Así lo pienso mientras ojeo una revista de esas que llegan a tus manos alguna que otra tarde de Agosto, cuando el sopor te impide concentrarte en otra cosas que no sean banalidades. Fue en una de esas publicaciones donde mi  carta astral  me recomendaba apuntarme a Yoga, el arte por excelencia para el control mental. No me vendría nada mal. Si logras controlar tus pensamientos, podrás controlar cualquier cosa. Y los que andamos siempre con algún despiste nuevo necesitamos más que nadie de ese recurso Fue en esa misma publicación donde leí que Isabel Preysler y Vargas Llosa -ella Acuario y él Aries- tienen un alto porcentaje de afinidad. Tal vez haya sido eso lo que les esté animando a dar el paso para casarse; para que lueg digan que larealidad  no supera la mejor de las novelas, con sus correspondientes ingredientes de infidelidad, pasión, dinero y demás. Son esos ratitos que te pasas ojeando lo bien que le sientan las mallorquinas a las princesitas de Letizia -defensora destacada del "horario de la felicidad"-,   lo azul que está el agua de esas mansiones imposibles, lo estupenda que está la asturiana Paula Echevarría en bikini o el glamour innato de la aristocracia monaguesca, que ha celebrado la boda de uno de los Casiragui en un casoplón de cuento de hadas perteneciente a su familia política. Dios los cría y ellos se juntan; suele pasar.

Sin acritud ninguna hacia quienes disfrutan de veranos de lujo, que cada cual tiene lo suyo, continúan pasando las hojas de un tiempo de rosas al que aún le queda alguna romería por bailar y algunas copas por levantar. En la crónica del mío, os cuento que la próxima semana serán las fiestas de ese pueblecito del que que tanto hablo y que si lo llevásemos a la prensa del corazón, nada tendría que envidiar a ese otro de La Provenza donde Inés de La Fressange pasea sus estilismos en compañía de su amiga Carolina, dos de las mujeres a las que mejor les sientan los vaqueros, según los expertos.Claro que unos Armani siempre ayudan.

A los de a pie siempre nos quedará una luna para disfrutar, un paseo por alguna senda para perdernos o un viento nuevo para navegar. A muchos de vosotros os espero en ese fin de semana festivo que supone el broche final del verano; así como el punto de partida para rutinas nuevas. Son esas entrañables fiestas del Carmen en Soto de Agues de las que también tuve el honor de ser su pregonera. "Abocanará" para entonces.