miércoles, 16 de noviembre de 2016

¡Qué viaje tan feliz!

"... La travesía nunca termina sino que es recordada una y otra vez a partir de vitrinas con recuerdos..." (Pat Corroy)
Empiezo a escribir este artículo sobre el viaje a Madrid con mis vecinos de Sobrescobio (y otros pocos de Caso, Laviana y Oviedo) con la misma sensación de cuando, en los años de colegio, nos mandaban hacer una redacción de la excursión de fin de curso o las vacaciones de verano (algunos esto último lo teníamos como un copia y pega porque los que vivíamos en la aldea viajábamos más bien poco). Nada que ver con la forma de vivir de ahora en la que el viaje ya es patrimonio de una mayoría, y lo de visitar otros lugares una normalidad. Sin embargo, algunas de las personas nunca habían estado en la Villa de los chulapos, y tal vez fueron las que disfrutaron doblemente de la excursión.  Sentí como algo propio la cara de ilusión de una mujer -la misma que la de una niña- cuando vio a lo lejos la ciudad o el momento en el que divisó el Palacio Real, con sus jardines inmensos, sus espacios abiertos y llenos de luz, y su historia en la que se superponen siglos de hazañas de numerosas dinastías reales.        


En la vitrina del recuerdo del viaje a la capital, para ver también las tripas de la televisión, aparece en primer lugar un oscuro amanecer de sábado en el que cogimos el bus rumbo a #QTTT. Uno nunca sabe,cuando inicia una travesía más o menos larga, el devenir de la aventura, pero os aseguro que nos dejó un buen sabor de boca. Al menos eso fue lo que se detectó en el ambiente y las opiniones que me hicieron llegar.

"Al grano, ¿qué nos cuentas de los famosos de la tele?", seguramente estaréis pensando los seguidores de algunos de los artistas, personajes y personajillos de la pequeña pantalla. El tiempo se acorta cuando presencias un programa en directo. Nada es lo que parece desde el plasma de nuestro salón, algunas cosas están excesivamente idealizadas y, en cambio, otras muchas nos sorprenden para bien. Por otro lado, lo de ver a personas que nos resultan familiares después de tantos años entrando en nuestras vidas por los distintos medios de comunicación, es un arma de doble filo. "¡Qué fina y qué guapa está Teresa Campos!". "Cómo me gustó Beatriz Cortázar; es aún más elegante que como se ve en la tele". "¡Menudo tío el Calleja, no nos extraña nada que Teresa lo mire con cara de gustarle para yerno!". "Guapa hembra y qué bien canta la Tamara".  "Siempre es agradable escuchar los boleros de Los Panchos,  será por aquello de que si tú me dices ven...". "Mariñas, con su jersey lleno de bola y su eterno foulard, en su línea"."El torito tal cual". "La sobrina de la Pantoja es mona, pero no entendemos cual es su trabajo para tanto caché"."Cómo engaña el plató,  en directo es poco más que el salón de una casa", son algunos trocitos de comentarios de los visitantes, que hicieron un Sálvame paralelo a Qué Tiempo Tan Feliz. "Pero... Podrían ser algo menos distantes con el público, al fin y al cabo es quien les da de comer, y tampoco son dioses  ni descubrieron ninguna vacuna -y aunque así hubiese sido- como para no dirigir, aunque sea, un educado saludo". . "Mereció la pena asistir, ahora podemos ver la tele desde otro punto de vista, y se nos hizo corto y entretenido, sobretodo porque esperábamos el plato fuerte de Melendi para el final".  No nos decepcionó el asturiano con su porte de chicarrón del norte, su sonrisa franca y su nuevo estilo personal y musical.

                                                                                 " Melendi añadió el ingrediente principal"



Precisamente por esas cosas de la sencillez y la cercanía humana, mi comentario personal va para Edmundo Arrocet, más conocido como Bigote y actual compañero sentimental de Teresa Campos. Nos sorprendieron tres cosas de él: "Su elegancia, su simpatía y su humildad". Tal que así  que fue, junto con Melendi, el único que nos habló y nos miró. Enfín, que no se pide que nos inviten a comer a su casa, y se entiende que no pueden hacer excesivas concesiones a la confianza, pero un pequeños gesto, una mirada cómplice... El pilotito rojo y el telepronter se ve que eleva mucho de la realidad, aunque el trabajo verdadero lo hagan quienes están tras las cámaras: realizadores, redactores, etc..., que por cierto sí que fueron más cercanos. Como podéis imaginar, los comentarios en el viaje de regreso dieron para mucho.                                                        



Coyanes y coyanas por la Calle Mayor







Nos despedimos del plató, el mismo del controvertido Sálvame, con el buen sabor de la voz y la actitud de Melendi. Los encargados de seguridad nos acompañaron por el largo pasillo hasta la salida de Mediaset con la mejor de sus sonrisas, algo tendría que ver que uno de ellos fuese de origen asuriano. "Volveréis", nos dijeron. Tal vez, porque el tiempo se nos pasó volando y pasamos un buen rato. Ya sabéis eso de "si te hizo feliz, no fue un error".      

                   "Yo la recordé con coletas y calcetines blancos, saliendo de su colegio. Hora punta en el Metro..."

Algunas de las jovencitas de taitantos se perdieron un rato en la noche madrileña, y a la mañana siguiente Gran Vía nos esperaba con un sol radiante y una temperatura de primavera.Quien veía la ciudad por primera vez -pocas- disfrutó doblemente. Nos quedamos en el corazón de la misma. Ya sabéis, las distancias son grandes en esos lugares y la media de edad no estaba ya para maratones. Yo recordé viejos tiempos, lejanos ya, cuando vi por primera vez la calle de la Princesa, la Puerta de Alcalá, el Madrid de los Austria, Sol, el Mercado de San Miguel, la Plaza Mayor...Cuánto ha llovido desde entonces y, sin embargo, parece que no ha pasado el tiempo desde que bajara de Cea Bermúdez, pasando por Moncloa, en dirección a la Facultad, con ilusiones y decepciones, a partes iguales, aún sin cumplir  Las más animadas se acercaron al rastro con Jacinto, un vecino de Sobrescobio que vive en Madrid  y alargaron el paseo un poco más. Desde aquí le agradecemos su colaboración. También las gracias para mis dos amigas -Ana y Ana Rosa- que acompañaron al subgrupo del Plan B.

Ya a la vuela, Castilla con sus típicas puestas de sol, nos acompañó hasta nuestras montañas. Muchos de los lectores pensaréis que la noticia de este viaje no es para alargarla tanto. Pero yo os recuerdo aquello de que "viajamos con la intención de volver a nuestras vidas con algo nuevo, da igual la longitud de la distancia, el viaje siempre es un soplo de aire fresco que nos reconcilia con lo que dejamos atrás".Por otro lado,  si nos sentimos en algún momento perdidos en el "turullo" de la gran ciudad, donde sus habitantes caminan más seguros y expertos por la vorágine del tráfico y de la multitud, seguramente ellos envidiarán la paz de unos pueblos en los que se escucha el agua del río, el búho en la noche, los jilgueros por las mañanas y el único sonido de la lluvia repicando en los cristales cuando llueve. Imposible también lo tienen en la gran urbe el poder de elegir la gratificante soledad de esas sendas verdes de nuestra tierra como era.

Hasta el próximo. Ha sido un placer compartir con mis paisanos y paisanas un fin de semana por los "madriles".