jueves, 2 de marzo de 2023

Somos memoria

Un año más, el ayuntamiento de Sobrescobio se une a la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, cuyo origen no está de más recordar: Un 8 de marzo, de 1875, varios centenares de mujeres de una fábrica textil de Nueva York, protestaron y se manisfestaron por la desigualdad laboral respecto a sus compañeros. Las protestas desencadenaron una brutal represión, que terminó con el asesinato de 120 trabajadoras.
Algo hemos avanzado, al menos en los países democráticos del mundo. Pero no debemos distraernos de lo que nos cuenta la historia, ni olvidar que la consecución de derechos, de muchos de los progresos con los que contamos, les costó sangre, sudor y lágrimas a nuestras antecesoras. Acciones tan cotidianas hoy como tener una cuenta bancaria a nuestro nombre, votar, poder gestionar nuestra herencia o ir al chigre a tomar algo (por poner cuatro datos básicos), estaban totalmente negados para las féminas. 
Un grupo de mujeres coyanas, bajo la dirección de Marisa Vallejo, pondrá en escena el próximo 11 de marzo, en el centro cultural Vicente Álvarez, de Rioseco, una representación de mujeres y oficios de la primera mitad delsiglopasado, cuando muchos de sus sueños eran una utopía para la mayoría de nuestras ancestras. Y sus trabajos, esenciales, apenas reconocidos.
También la vida era más dura en todos los aspectos para los “paisanos”, pero nada que ver con la invisibilidad de las mujeres que, al menos de puertas para afuera, y en la mayoría de los casos también para adentro, debían silencio y sumisión.  Más aún en las zonas rurales.
Con ese panorama, y a pesar del mismo, a fuerza de “emporfiar” fueron ganando posiciones. Se rebelaron a su forma. Se unían para fortalecerse. Se juntaban para protegerse. 
Por otro lado, nuestras predecesoras con sus trabajos de los mil oficios, fueron un engranaje clave para que la sociedad en la que vivían continuase hacia adelante.
Desde el grupo de teatro creado en Sobrescobio, con motivo del mes de la Mujer, Les Emporfiaes, las recordamos con una pequeña representación de sus faenas, prestándonos las alas de nuevo. En este caso, las de la memoria.