martes, 14 de febrero de 2012

¿Qué dice de ti la foto del perfil...?

"Una fisonomía si no es una puerta secreta, es al menos un vestíbulo de entrada. Se la construye y decora para los ojos del visitante..." Kobo Abe

.Desde que me pasé toda una tarde dudando sobre qué apariencia poner en uno de mis perfiles, pensé que sería interesante reflexionar sobre los motivos que nos llevan a mostrarnos de un modo u otro en esa primera carta de presentación a nuestros amigos y conocidos virtuales. Pero todo está escrito. Se pueden encontrar un buen número de artículos y análisis sicológicos del porqué de cada uno de esos identificadores. Al parecer, la foto de la orla en la red dice de nosotros mucho más de lo que podemos imaginar: cómo somos , cómo queremos que piensen que somos, cuáles son nuestros gustos, las aficiones por las que nos decantamos, nuestra situación sentimental, laboral, personal, etc...

No hay duda de que a una mayoría nos preocupa la impresión que podamos causar al prójimo y queremos exponer al mundo la mejor de nuestras personalidades, cuando no nuestros tesoros más valiosos; llámense logos de empresa, hijos, pareja, libros, utensilios varios, flores, casas, paisajes, animalitos o la propia silueta. Cabe también la posibilidad de tener entre nuestras amistades a quien le importe un bledo la opinión ajena, y añaden la primera imagen que cae entre sus manos, sin reparar apenas si el pelo lo tienen "recién levantado" o se les ha caído la mermelada del desayuno en la camisa.A ellos no les hacen mella estas palabras del Quijote: "No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmalazado". Sin olvidar tampoco a los internautas que, al igual que en su vida cotidiana, intentan pasar como de puntillas. Les solemos encontrar en la lejanía de un paisaje, pasando desapercibidos en un grupo de amigos, en una foto de su infancia, tras el rostro de algún ídolo, en algún dibujo poco comprometido, o entre un manojo de margaritas silvestres.

Afirmaba el conde y poeta Giacomo Leopardi  que "las personas no son ridículas si no cuando quieren parecer lo que no son". Sin embargo otro poeta, Heine, también decía que "bien mirado, todos nos ocultamos, completamente desnudos, en los vestidos que usamos". Gracias o por culpa de nuestra figuración en la izquierda de la pantalla podemos ser añadidos o rechazados por algún juez de apariencias. Algo parecido debió de pensar el autor de uno de los monólogos del  Club de la Comedia. En él se recita cómo una atractiva mujer, ya en la cuarentena, acepta como amiga a una antigua compañera de colegio: "El día que llegó a mi ordenador su solicitud de amistad -aunque dicho sea de paso cuando íbamos juntas a estudiar me miraba por encima del hombro y ni me saludaba- a través de su foto de perfil la encontré gorda, con un marido a juego con su imagen descuidada, tres hijos con pinta de no ser nada educados e intuí en el fondo del retrato un coche de marca blanca. Agregada".

Indecisa como soy, continuaré cambiando mis imágenes en este mundo de ondas electromagnéticas, tan cercano como abstracto; al igual que me ocurre con los muebles y los adornos de mi casa. Mi afición por "variar" el decorado ha hecho preguntarse en más de una ocasión a mi marido si no se habrá equivocado de piso cuando llega al anochecer.

En definitiva, a quien primero tiene que gustar ese símbolo de bienvenida a nuestra casa virtual es a nosotros mismos. Si en él vemos algo o alguien que nos agrada, entonces será perfecto.De lo contrario, siempre quedará la posibilidad de actualizarlo; paralelamente al cambio de nuestras prioridades y nuestras circunstancias vitales. En todo caso "si fingimos lo que somos , seamos lo que fingimos ", como apuntaba Calderón de la Barca.

Fotografía: Lo que podría ser el perfil de una deesas mujeres precursoras de nuestras libertades actuales. Aquel día se pusieron por primera vez pantalones a escondidas y se hicieron esta foto para inmortalizar el momento de rebeldía. Segunda por la derecha (sentada) Bárbara, mi madre.