lunes, 14 de octubre de 2019

Y en su cocina...

Ayer conocíamos la noticia de la muerte de María Luisa García Sánchez. Unas cuantas generaciones saben de esta cocinera asturiana, pionera en dignificar platos e ingredientes  típicos de la cocina autóctona. En el banco de la quintana, donde muchas tardes nos juntamos mayores, jóvenes y niños, un 70 por ciento de los tertulianos y tertulianas tenían datos y opinión  de esta mujer centenaria, nacida en Figaredo.

Por mis estanterías hay varios libros de la mierense. Uno de ellos, lo recibió mi madre de su marido, como regalo de Santa Bárbara. A poco que me empeñe puedo ver la imagen de mi padre  con las gafas a media nariz y la cocina de "fierru" a pleno rendimiento, dictándole a su compañera de vida la receta de callos a la asturiana de "El arte de cocinar".Hace más de 40 años, que tu pareja te regalase un libro, aunque fuese de cocina, era todo un detalle. Tal vez ahora lo consideremos una declaración de intenciones, no siempre buenas, por aquello de que: "cocina tú". Como contrapunto, también en la actualidad, el regalo es un obsequio muto entre géneros, por lo que se puede interpretar como el reconocimiento a una excelencia..

"Mami, te salió genial el arroz. Tú no es que cocines mal, es que no pones interés", me dice  muchas veces mi segundo hijo único -así llama una amiga a cada uno de los hijos que se tienen con muchos años de diferencia-, al observar que tengo menos paciencia que su progenitor, que se luce entre fogones. Pego la frase textual porque define perfectamente mi inclinación de cocinera. Sin embargo, hay dos o tres recetas que bordo, y con los que sorprendo a quienes piensan que cocino poco. Aunque confieso que si doy con el tranquillo de alguna especialidad, corro el riesgo de aburrir con ella. Por otro lado,  treinta años cocinando porque no queda otra, algo te enseñan. Pero reconozco que la cocina no es mi hobby ni mi vocación, lo que no quita que de vez en cuando me levante inspirada y, si tengo la mañana más libre que de costumbre o la tarde se presente lluviosa, me pase un buen rato con el libro de Maria Luisa abierto y saque bastante victoriosa una tarta de manzana.

Cambiando de tercio, y con el mes contra la violencia de género a la esquina, una reflexión encaminada a que en ese lugar de la casa, donde tanto tiempo pasan la mayoría de las mujeres,  nunca sirva para que se haga realidad la canción de Andy y Lucas: "En su cara refleja la pena y el dolor....Y en tu cocina, tan prisionera de tu casa. En la cocina, donde los días pasarán como rutina..."

Que  la cocina sea, como dijo Dalí "el arte de volver a las raíces",  un lugar cálido donde la elaboración de platos sean un don que une e invita a olvidar el mundo hostil que muchas veces nos espera ahí fuera y no el tormento del que habla la canción. Por lo demás, mientras sube la tarta de manzana, que la mujer elegida un día para cocinarle al mismísimo Juan Pablo II, dejó inmortalizada en el libro que me progenitora guarda como oro en paño y con un forro impermeable para evitar estropicios -trátamelu bien, me dice-, yo sigo cocinando palabras en mi blog. ¡Buena semana!