miércoles, 4 de septiembre de 2019

De agendas y palpitaciones

"El hombre propone y Dios dispone", que dice la refranera de mi madre, o el ser humano hace planes y luego el karma dispone y las puertas de Mandala se abren o cierran según las circunstancias o el momento de ese "francotirador paciente" que es también el tiempo, y que se adapta mejor a mi filosofía. El caso es que la cincuentena me ha obligado, entre otros síntomas innegables, a tirar de agenda diaria. Me rendí ante la evidencia de que ya me traiciona la memoria y necesito apuntar los itinerarios de mi día a día. A mi favor, o tal vez como pretexto, he de decir que tengo muchos frentes abiertos, y numerosas actividades pendientes; será por aquello de que "catorce oficios, catorce miseries", que también dice mi progenitora. Sea como fuese, necesito apuntar las cosas de almanaque. Pero para otras cuestiones me ocurre todo lo contrario: determinados recuerdos o situaciones me producen extrañas palpitaciones, suspiros profundos y extraños calores  que acto seguido se transforman en un sudor frío y viceversa , que antes no me constaban. Dichos apuntes se vuelven tozudos al olvido."Esas son consecuencias físicas y psicológicas de la menopausia.Todo llega guapina", me dice Pilar. Pues eso, síntomas innegables de que el tiempo va pasando, pero tu ya no pasas por lo de otro tiempo.

La parte buena de las sofocaciones, que casi siempre llegan cuando los estrógenos se repliegan, es que te sirven de detector de peligro: si  algo te produce sofoco o taquicardia es que debes agudizar la guardia,  no es bueno para ti o ese no es el camino.. Vamos, que llegado el climaterio, la intuición alcanza la excelencia  y suele acertar al cien por cien. No te vuelves bruja; solo que  la naturaleza te hace un regalo en forma de sabiduría extra para compensar tantas cosas que se van quedando en el camino.

Por otra parte, septiembre, un mes precioso por mi aldea global  si el buen tiempo acompaña y los aires de "les castañes" acarician con suavidad, invita a retomar definitivamente la rutina de los días programados, en la misma medida que cambiamos sandalias por botas. La aromaterapia de las mandarinas, también  preludio del otoño y de recuerdos de nuevas vidas para mí, también forma parte de las anotaciones de la agenda:¡Comprar mandarinas!.

Buen comienzo, de agendas llenas de pequeñas cosas que nos generen paz,bienestar y buenos recuerdos. Lo demás, es pasajero.