viernes, 14 de noviembre de 2014

La primera maestra

"El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior" (Maruja Torres)

Mi primera maestra se llama Mari Luz. Escribo en presente porque, ya octogenaria, aún sigue transitando por la vida; en el municipio asturiano de Sobrescobio donde nació, que es también el mío. Conserva la imagen de la primera impresión que guardo de ella:: cuerpo regio en armonía con un  rostro de rasgos fuertes y tez morena, dotada de esa gran personalidad que es innata en algunas fisonomías. Cada vez que me la encuentro continúo sintiendo hacia ella la misma mezcla   de cariño y admiración; supongo que también por la percepción de que me  trató con ternura y paciencia en aquellos primeros pasos de pupitre y pizarrín. Hasta hace poco podíamos verla en cuantas actividades sociales se organizasen en el municipio, con su inseparable amiga Tita

Yo no había cumplido todavía los cinco años cuando una tarde hice mi primera visita a la escuela. Era un sencillo edificio de dos plantas sólo para chicas -debido a esa separación de sesos opuestos creo que tardábamos más en tratarnos como compañeros-, con un "texu" en el jardín y una estatua de Don Fermín Canella. En el  invierno muchas veces llevábamos madreñes,  las tardes soleadas salíamos a coser al porche, el panadero nos llevaba el bollo personalizado todos los recreos, y las mañanas de los sábados íbamos a catecismo con el cura del pueblo.Ingenuas de  nosotras de aquella creíamos como verdad absoluta que los doce Mandamientos eran la llave para las puertas del cielo. En la actualidad la escuela ha sido transformada en una estupenda biblioteca en honor al ilustre coyán, el Padre Juan Prado. La escultura, el árbol de hojas perennes y el prado siguen tal cual eran.

Creo que las únicas veces que "piré" clase fueron aquellos primeros días de primavera. Me quedaba a cargo de mi abuelo, ya mayor, que me dejaba ir sola por la cercanía del trayecto. A medio camino, me agazapaba bajo una pared de piedra, y cuando veía que ya salían de clase a eso de las cinco volvía para casa. Claro que la travesura duró muy pocos días porque nuestra vecina Cándida vio la maniobra y dio el aviso. Intuyo que aquella precocidad en las faltas de asistencia me valió para que a partir de entonces fuese una niña y una adolescente de contadas pellas escolares; de lo que no penséis que estoy tan orgullosa -confío en que esto lo leerán pocos púberes-, porque hay rebeldías que es mejor hacer a su tiempo. Estoy más convencida de ello desde que descubrí la célebre frase de Mae West: "las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes".

Con la Señorita Mari Luz aprendí a leer y eso es inolvidable. Desde ella, tuve muchos maestros y profesores; trato de recordar sus nombres y se me vienen a la mente aquellos que más influyeron en mi vida para bien o para mal. En preescolar de algún modo te enamoras de ellos, en la Primaria los tienes en un pedestal, ya en la adolescencia tratas de buscarles los puntos flacos y, si continuas, en tu mayoría de edad los valoras en la medida que te aportan. Salvo dos o tres que nos agredían y humillaron física y mentalmente, no recuerdo haber tenido maestros malos. Tengo lecciones tan bien aprendidas -éticas y  didácticas-que sólo pudieron haber sido inculcadas por personas íntegras, cuya labor vas reconociendo en la medida que maduras. Y algunas frases célebres que ahora les repito a mis hijos, tan simples y ciertas como que: "Don creíque y don penseque son amigos de don tonteque".

Sin embargo, no todos han tenido la suerte de tener un profesorado de calidad en años pasados -en la actualidad predominan los buenos profesionales-,  porque lo del empeño en una enseñanza. de excelencia era más bien una opción personal. Si en algo ha cambiado la Educación es en la profesionalidad de una inmensa mayoría de sus trabajadores y la persecución como delito de los malos tratos a los alumnos. .En otro nivel entraría la discusión de la falta de respeto en la actualidad a estos trabajadores, y la escasez de protección y valoración por la que ahora atraviesan, así como el exceso de celo de algunos padres sobre la intocabilidad de sus hijos. Se ha pasado de un extremo a otro de la balanza, pero me quedaré siempre con el mal menor.

Si la educación es lo único que puede permitir a los seres humanos ser libres e iguales, pienso que la labor de los educadores debiera contar con todos los medios y facilidades para llevarla a cabo. Asimismo estoy convencida de que es una suerte ir topando en tu etapa de educación con los docentes idóneos para saber enseñarte, motivarte y valorarte, potenciando las aptitudes de cada niño, que por supuesto todos las tienen.

Toda mi admiración a aquellos que saben enseñar, porque de esa siembra depende mucho la manera de enfocar el mundo que tendrán nuestros hijos. Conozco a unas cuantas personas de ese perfil, y es una tranquilidad poder pensar que esos niños que pasan tantas horas de su vida con ellos están en buenas manos. Por el bien de todos, no permitamos que la Educación Pública, Libre y Universal de hoy sufra un retroceso; con todos los respetos para los que puedan y quieran pagarse la privada .

Un recuerdo muy especial para Mari Luz; la que primero me enseñó el poder de las palabras . Desde entonces no he parado de leerlas y escribirlas, a pesar de mis primeras pellas y de las que continúo haciendo en otros órdenes de la vida...


Pintura cogida del Grupo Niebla. Ahí está el famoso Texu  y la antigua escuela, convertida ahora en la Biblioteca Pública.