miércoles, 13 de junio de 2012

Mineros: ¿Héroes o leyenda?

"Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto" Lichtemberg   

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Actualizo esta entrada porque ayer el grisú ha vuelto a dar un trágico giro a la percepción de sus privilegios... Parecíamos haber olvidado que la mina sigue siendo negra, a pesar de prejubilaciones y demás pretextos...

Se recrudece el conflicto minero y parece ser que va para largo. Según se apunta desde la lne digital de las Cuencas " trabajadores de Asturias, Castilla y León y Aragón se reunirán en la capital de España el 11 de julio, tras 20 días de caminata, para terminar la protesta con otra «gran manifestación»  Los recientes acontecimientos -huelgas, barricadas, enfrentamientos con las fuerzas de seguridad , marchas, encierros y demás formas de protesta- en el tema de la minería han reabierto el debate entre los afines y los detractores de estos métodos de reivindicación en particular y del mundo del minero en general.

Como es natural, en los círculos que frecuento -tanto reales como virtuales- también hablamos ahora a diario del presente y el pasado de la minería; así como de los hechos que han llevado a través de las historia a convertir a los mineros en uno de los sectores con más fama de revolucionario en materia social y laboral.

Héroes para unos, leyenda para otros cuantos; simples trabajadores solidarios en busca de mejoras en su sector para varios y molestos activistas (se les ha llegado a tildar de "terroristas") para el resto, a nadie dejan indiferentes las protestas mineras. Se dejan y se hacen ver en las últimas semanas por las principales vías de comunicación del Norte. Han ido al centro neurálgicodel Principado y a la capital de España. Sus ruidosas acciones han hecho que muchos ciudadanos hayan llegado tarde al trabajo,o a sus casas tras la jornada laboral; incluso han causado desperfectos de mobiliario y se han registrado heridos de ambos bandos Han dado tarea a los agentes del orden y, por ello entre otros asuntos,,están ocupando páginas en los medios de comunicación y en las redes sociales. Asimismo se han convertido en el punto de mira de conversaciones entre personas de a pie que confiesan detestar sus acciones reivindicativas en la misma medida que otras las apoyan. , considerando éstas últimas que las molestias son mínimas comparado con el objetivo, y los sufrimientos de sus luchas a través de los tiempos.

Son también estos últimos quienes opinan que "los beneficios obtenidos con sus protestas afectan a muchos más sectores que el de la propia minería. Y nunca nadie, sea del sector de opinión o de partido político que sea, ha rechazo una beca para la educación de sus hijos, una ayudad para su negocio,un parque para que jueguen sus nietos,o una carretera para acceder mejor a sus destinos habituales". Ante las acusaciones del aburguesamiento de mineros por los "holgados" planes de prejubilación, la defensa no se hace esperar: "No ha habido otra alternativa. En todo caso, hay prejubilaciones bastante más elevadas y sueldos menos sudados. No hace falta más que echar un vistazo a las hemerotecas presentes y pasadas, afirman también quienes piensan que "los avances para sacar adelante el sector minero o las compensaciones económicas por el cirre de minas han beneficiado  a mucha más gente que la puramente minera".

Estas opiniones me han llevado a recordar un artículo de Ceferino Menéndez en la Nueva España Digital , con una crónica cargada de ironía: "No han dejado de oírse, durante estos pasados días de movilizaciones de los mineros, comentarios tildando las acciones realizadas en el curso de las mismas de anacrónicas, supuestamente impropias de los tiempos que corren. Para quienes así opinan, los encierros, los cortes de carreteras o las barricadas de neumáticos ardientes están fuera de lugar en el siglo XXI. Y, bien mirado, quizá no les falte razón. Y es que, a la vista de los últimos acontecimientos, tal pareciera que lo propio de nuestro tiempo, lo contemporáneo, sean los ERE fraudulentos, los trajes a la remanguillé, los discretos honorarios de más de cien millones de euros del arquitecto Calatrava por sus proyectos en la Comunidad Valenciana, que se saque a Bolsa a una entidad financiera en grave sospecha a posteriori de quiebra, que un sindicato aplique a sus empleados la reforma laboral contra la que se manifiesta en la calle, que los seguidores de un equipo de fútbol silben al himno de la nación cuya máxima magistratura da nombre a la Copa que el capitán del citado equipo besa en la victoria ante el entusiasmo de esos mismos seguidores, que algunos partidos y sindicatos pidan sin el más mínimo rubor cuentas por la gestión de entidades financieras en las que estaban representados por consejeros tan opíparamente pagados como, en el mejor de los casos, silentes, por no decir mudos, o que el presidente del Tribunal Supremo se niegue a rendir cuentas de sus fines de semana de cuatro días para dos personas en hoteles y restaurantes de lujo en Marbella a costa del contribuyente..."


Me esfuerzo en ser objetiva en este tema pero, dados mir orígenes de gente y ambiente minero, hay una genética de luchas pasadas, injusticias y condiciones de vida que es difícil de separar del sentir profundo. Soy de los que aún se les eriza la piel con fragmentos de canciones como "cuando sepas que toi presu de la llibertad de la vida, igual que si trabayase, compañeru dame tira..", la carta de un minero al sindicalista Manuel Llaneza, uno de los ideólogos asturianos más honestos de todos lo tiempos "...tú sabes que al minero si no le pinchan nunca es guerrero.Tú sabes que gritamos porque estamos cansados de ser pequeños..."; y otras tantas de nuestro paisano Vítor manuel, "en la planta 14 del pozo minero, de la tarde amarilla tres hombres no volvieron........."; junto con la más conocida del marido de Ana Belén , el abuelo que fue picador allá en la mina  y ahora se sienta a esperar el tibio sol con la mirada clavada en esa amiga más fiel que nunca le engaña. Confieso que me cuesta ponerme en el lugar de quienes tildan de alborotadores a estos hombres y mujeres, cuando no de cosas más graves. Aunque es justo reconocer que hay unos límites que no deberían traspasarse, porque de ese modo empieza a perderse la razón de de las luchas por las injusticias.

No perdamos el horizonte Al fin y al cabo,una mayoría estamos en el saco de quienes no tienen una situación económica desbordante o unos niveles de vida  aristocráticos , aunque las ideas nos separen. Hoy por ti mañana, por mí. Lo ideal sería no politizar las opiniones Ni acopiarse de frases hechas en los medios de comunicación. Pensemos por nosotros mismos y tomemos la parte positiva de la solidaridad y la luchas por unas mejoras laborales más dignas. Las últimas noticias políticas y económicas nos dan a entender que se puede retroceder en las mismas.

Hay, no obstante, las incoherentes versiones de quienes pensando hace cuatro días que el pueblo estaba acomodaddo en el conformismo, ahora encuentran molestas las incómodas acciones de la minería El posible que, a costa del mito del minero, se hayan fabricado también injusticias y se hayan aprovechado quienes,en su nombre, alcanzaron cuotas de riqueza y de poder por vías picarescas, Pero que el árbol no nos impida ver el bosque. Las mejoras conseguidas para superar la miseria y las desigualdades sociales gracias a luchas y situaciones poco envidiables, en ocasiones sangrientas, de esos trabajadores nos deben hacer pararnos a reflxionar al menos sobre la posibilidade de que no todo es tan negativo para el resto de la sociedad. No nos dejemos seducir por las divisiones que empiezan a hacer mella en los ciudadanos. Por muchas que sean las molestias de las revueltas para hacerse oir, y muy elevados los sueldos de las prejubilaciones, el agravio no es comparable a otras injusticas sociales. Lo ideal es que esos sueldos fueran iguales para todos los trabajadores, reduciendo las cantidades millonarias de otras labores, cuyos miembros no necesitan recurrir a las barricadas, a los encierros, ni a las huelgas de hambre..

Tal vez la leyenda supere ya a los objetivos, pero hay un poso de solidaridad y compañerismo en la mayoría de los integrantes de este gremio que despierta, por encima de todo, la admiración de otros. Creo que , en la hora de la verdad, cuando el obrero se enfrenta al pico, las vagonetas y la dinamita, no hay leyenda que supere la dureza de su trabajo que, afortunadamente, ya no tiene la inclemencia añadida de la ausencia de aire en los pulmones en su vejez. Cierro hoy con unas palabras recurrentes de los mineros que bajan o bajaron al pozo en su dura realidad del día a día: "la mina es muy negra una vez que la jaula te aleja de la luz del sol". De ahí una estrofa de esta canción asturiana, que contribuye a desdramatizar  en la medida de lo posible: "Cuando voy pozu abajo me acuerdo del Dios divino, y cuando voy pozu arriba de les muyeres y el vino".



4 comentarios:

  1. ¡ole por ti Berta!, pero quiero aclarar un punto, el tema, como sabes, me toca muy de cerca, y entre otras cosa, la gente no sabe que los sueldos de la minería no todos son iguales, como en todos los trabajos van en escala, unos es verdad que tienen muy buen sueldo, pero se empieza como GUAJE, que no se cuanto cobraran, pero algunos se sorprenderían, y después hay Barrenistas, picadores, vigilantes, capataces etc, y resulta que todos están allá abajo y luego esta la minería privada que tampoco es igual que Hunosa, lo cual mucha gente critica a los mineros y la mayoría de las cosas no saben como van, aveces hablamos desde la ignorancia, pero también tendríamos que saber escuchar.

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  2. En primer lugar, Berta, hacerte llegar el respeto que me impone la profesión de minero. Aunque sea verdad que los sueldos son altos o que algunos hayan tenido buenas indemnizaciones, oye, es que yo pienso que hay trabajos determinados que se merecen ser bien pagados, unos por el riesgo y otros por la responsabilidad que conllevan.
    Es verdad que estoy en contra de la violencia porque siempre he creído que cuando se pierden las formas se pierde la razón. Pero comprendo que estamos cansados de salir en manifestación, de corear consignas y tocar las palmas para que luego no sirva de nada.
    No sólo la mina es negra, Berta, me temo que tenemos negro el futuro.
    Un beso

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    1. No podemos permitirnos ser pesimistas... aunque no nos falten motivos...

      En cualquier caso, Berta, sigo pensando lo mismo; gran blog, un placer volver por aquí.

      Un saludo,

      Jose

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  3. Los mineros tienen una vida dura, se hacen fuertes a la fuerza, sus condiciones laborales no son agradables, es lógico que no les agrade que les toquen las pelotas. A nadie nos gusta y nos las están tocando.
    También opino como Mamen sobre la violencia y el sueldo.
    Muy buena tu entrada como no podía ser menos.
    Besos y feliz domingo!

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