"El único fracaso de verdad es no llegar a intentarlo. Y el éxito se mide por cómo afrontamos la decepción, ya que siempre llega" (El exótico Hotel Marigold).
Hacía tiempo que no veía una película con unos mensajes tan bonitos. En realidad, confieso que hacía mucho que no veía una película entera. La tarde de ayer estaba apropiada para ver cine, aunque fuera en pantalla casera. A veces buscas excusas para no salir a pasear por alguno de esos senderos en los que cada día encontramos un color nuevo, aún cuando si hay un chubasquero, un paraguas y unas botas no hay motivo para declinar la caminata. Pero la lluvia de ayer sugería una especial nostalgia que te invitaba a perderte en lugares más recogidos, tapaditos con esa manta adquirida en la conocida tienda n´´ordica El abanico de filmes era grande, pero me detuve en el Hotel Marigolg como cuando te seduce un libro por la primera frase, su portada, la cara de su autor. O quién sabe si simplemente por lo bien que narraba el espacio del tiempo meteorológico la presentadora de turno -vientos de agua para la tarde del Día de Reyes- dando paso a la película que invitaba a apuntar sus frases desde el minuto uno.
Un grupo de ciudadanos británicos de edad avanzada viajan a la India para disfrutar de los años que aún les quedan por vivir. Los siete jubilados tienen en común la urgente necesidad de un cambio. Su aventura comienza cuando se juntan en el peculiar hotel Marigolg, dirigido por un joven indú, gran filósofo entre alguna de sus muchas cualidades. A partir de entonces, la vida de los protagonistas se irá llenando de sugerentes aventuras, inimaginables descubrimientos, exóticas amistades y sorprendentes cambios.
Además de mostrarnos el país Indú en todo su esplendor de luz, color y alegría -primera lección: en la India siempre se cabe- fuera del estereotipo de un lugar rebosante de miseria y castas insalvables, la comedia dirigida por John Maddem y protagonizada por actrices y actores como Judi Dench, Maggie Smith, Bill Nighy, Dev Patel... es un canto a la posibilidad de comenzar una nueva vida a cualquier edad y en cualquier lugar, además de optimistas pinceladas de sentido del humor. Asimismo el argumento nos da a entender que el entretejido de las relaciones humanas no entiende de edades, clases sociales o diferencia de sexos.La película nos adentra en la necesidad de encontrarnos a nosotros mismos -cerca o lejos de nuestras raíces-por aquello de que "a veces lo que acaba pasando es mejor de lo esperado".
Tal vez haya quien tache de endulcorado el argumento, pero no es para nada incierto que las personas mayores tienen para ofrecer mucho más que sus canas, sus arrugas o su voz cansada. Solo hay que darles la posibilidad de enriquecerse y enriquecernos con unas vivencias a caballo entre la experiencia y lo que aún pueden aprender y disfrutar. Porque como dijo alguien una vez: "Al final todo saldrá bien, y si no sale es que aún no es el final".
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