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domingo, 18 de febrero de 2018

Vanidades

De la vanidad, la soberbia y la estupidez humana sabía un cuentu Xuacu, un paisano de por aquí. Fue a raíz de una experiencia vivida con quien habla sido su compañero de trabajo en la mina, y que posteriormente se fue del pueblo para dedicarse a otra profesión. Cuando regresó Colás unas vacaciones, el amigo que seguía con el lagrimal del ojo pintado de carbón fue a saludarlo con un cordial: "¿Qué tal Colás?". Ante lo que el recién llegado le respondió, mirándolo despectivamente: "Colás ya no es Colás. Compárame con un árbol al que un ebanista convierte en un mueble de lujo. Yo soy ahora ese mueble". Acto seguido, Xuacu, se ajustó incrédulo la boina, dio una paciente calada al cigarrillo que había liado y le contestó sin prisa: "Siempre fuisti tontu, pero ahora yes-lo más. Estáte tranquilu, que yo con un mueble nun vuelvo a hablar en la puta vida". Esto sucedió hace muchos años, pero la soberbia y la estupidez siguen su curso. (Puesto que lo que importa es la anécdota y el "delito" ya prescribió hace más de 70 Cuaresmas, en este caso los nombres son ficticios). Por lo demás, ahora toca el deshielo, y las aguas del Alba también siguen su curso, bajando bravas... Buen domingo

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