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lunes, 4 de enero de 2016

¿Navidad de miel o de hiel?

La Navidad va llegando a su fin, para disgusto de algunos y alivio de otros cuantos. El disfrute de las fiestas es proporcional al estado del ánimo, de los recuerdos y de las vivencias personales. Ya se sabe que de la miel a la hiel solo hay una letra de diferencia, y es inevitable que los adornos navideños vayan perdiendo su brillo y su color con el paso de los inviernos.
Pero, mientras haya infanciias, siempre habrá un motivo para simular que creemos en la magia y que hay ilusión en nuestras miradas.
Como siempre ocurre en fechas puntuales, los centros comerciales están abarrotados en los comienzos de Enero.. La música navideña, esa que dicen que les cuesta más de una depresión a los empleados, invita al consumo. Cada año hay un regalo por excelencia. Esta temporada las estadísticas cuentan que se llevan la palma los drones. Aunque también empiezan a proliferar las sorpresas menos tangibles: un viaje, una aventura diferente, un vale para algo con lo que siempre hemos soñado pero que nunca nos decidimos a hacer, etc...Sin embargo, leía hace un momento por las redes que el mejor regalo es el tiempo y la demostración que se dedica a quienes queremos. Aunque uno no excluye lo otro. Sea como fuere, el valor del regalo está en saber qué le gusta al destinatario y ese tiempo exclusivo que dedicamos en adquirirlo.
Hablando de regalos, ayer viví una pequeña anécdota que me dio para escribirla. En esas mesas que ponen los grandes almacenes para envolver -si no eres un poco hábil hay envoltorios irregulares que te quedan como una chapuza- miré de reojo a un señor de avanzada edad que daba vueltas a su paquete y no veía forma de dejarlo medianamente envuelto. Por una esquina no le entraba el obsequio y por otra se le salía. Me puede el sentimiento cuando veo a una persona mayor en situación desvalida -por aqullo de que me recuerda a otras personas cercanas- y me atreví a decirle que yo se lo envolvía. Solamente hacía falta coger un trozo de papel mayor y unos dedos con menos artrosis. El regalo consistía en dos paquetes de café de marca blanca y un producto de limpieza de esos que está en el montón de las ofertas. Me dio ternura pensar que tal vez el destinatario o la destinataria considerase eso un gran presente.o que el señor que hacía la ofrenda era cuanto tenía para regalar..Lo dicho,la intención es el alma del regalo. Que recibáis muchos obsequios de aquellos que hacen brillar los ojos, y sobretodo que disfrutéis de esas pequeñas cosas que no se compra con dinero... Buen comienzo de día, de semana, y de año

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