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miércoles, 13 de mayo de 2015

Ya no hay carta para ti

"La cosa que tengas por decir, dila" (Robert graves)
"¿Hay carta para mí?". Supongo que los que peináis alguna canita habréis pronunciado esa frase muchas veces, aunque ya hayan pasado unos cuantos otoños desde aquello, porque ahora es raro cartearse para asuntos personales.

Pues Laura todavía escribe cartas.Son esas casi desaparecidas  misivas a bolígrafo, con su correspondiente papel y sobre. Suelen ser íntimas, dirigidas a personas que aprecia y, casi siempre, llenas de elogios y palabras de afecto, Nunca se olvida de la rutinaria fecha arriba a la derecha -Madrid 9 de mayo de 20015-.ni del mismo comienzo de siempre,  Amiga Berta: ... Ella suele decir que a las personas hay que demostrarles que las quieres y recordarles a menudo sus muchas valías.No considera mi amiga Laura que esa teoría sea sinónimo de falsas alabanzas, cursilerías o encubiertas mentiras. Todo lo contrario, la mujer que aún plasma su caligrafía en un folio en blanco asegura que las personas con las que compartimos buenas vibraciones no se imaginan ni la mitad de las cualidades que poseen y de lo necesarias que son para nosotros ,  por lo que hacérselas saber les saca en muchas ocasiones de las mariposas negras que revolotean su alma. Si sospechásemos el bien que puede hacer una inesperada palabra de aliento tal vez utilizaríamos más el idioma de la escritura para inmortalizar sentimientos universales.

El cartero ya no pica ni una ni dos veces a nuestras puertas para dejarnos un sobre personalizado, salvo esporádicas postales de Navidad. Todo lo demás que nos acercan los trabajadores de Correos tiene relación con cartas bancarias, publicidades varias, y recordatorio de pagos de impuestos. Mención aparte para la figura del cartero, personaje muy querido a lo largo de la historia,principalmente desde que el personaje de Miguel Strogoff apareciese en la literatura, y con una cierta reminiscencia erótica una vez vista la película de "El cartero siempre llama dos veces".Estos días también nos llegan sobres -dada la actualidad informativa hasta este término nos lleva por otras connotaciones- con propaganda electoral y la solicitud del voto por vía postal; que dicho sea de paso termina mañana.

Por otro lado, no me extrañaría nada que desapareciese la caligrafía, y con ella la grafología, una fuente de información fundamental para las más variadas indagaciones. Increíble pero cierto que el ángulo de inclinación de una t puede hablar más de nuestro verdadero yo que toda la verborrea de un frío discurso.  De hecho, en los colegio ya no se le da tanta importancia a esa disciplina que a los estudiantes de antes nos exigían correcta. Estamos en una nueva era digital, y lo de la escritura a mano va quedando relegado. Son cosas de los nuevos avances tecnológicos, lo que no quiere decir que el sentido de la escritura no siga siendo el mismo. Las palabras constituyen la droga más potente que tiene la Humanidad, que escribió Rudyard Kipling, por lo que su música continuará escuchándose en soportes distintos,algunos de ellos inimaginables todavía.   Sin embargo,  hoy Cervantes tendría que actualizar su famosa frase: "la pluma es la lengua del alma".

Yo tengo algunas cartas guardadas. Cada vez que hago limpieza de esos cajones de sastre que constituyen algunos de nuestros arcones, un sentimiento de apego me impide deshacerme de ellas. Son de épocas de infancia y juventud. Conservan mensajes de amor o amistad, sino ambas cosas al mismo tiempo, asimismo que alguna de perdón.Tal vez muchas de sus líneas se me antojen ahora demasiado confiadas e ingenuas, pero cuánta verdad esconden sus trazos. Casi siento su sabor a largos veranos e irrepetibles momentos. Percibo todavía aromas y texturas, imposibles de reproducir por las ondas actuales, que son efímeras y olvidadizas. Sonrío con cierta melancolía al releerlas y vuelvo a guardarlas entre los recuerdos de ida y vuelta.

 Mientras se tenga algo que decir no nos faltarán caminos, pero... ¿No sería toda una sorpresa emocionante abrir tu buzón este mediodía y encontrarte una carta con tu nombre a bolígrafo y un entrañable remitente,









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